DEMONIOS: LO QUE DEBE SABER (Salmo 91)
La Sagrada Biblia no es un bufet donde usted puede elegir en qué creer. Existen ángeles, de la misma manera que existen demonios. Y, para estar protegido de la maldad de estos demonios, debe refugiarse en el abrigo del Altísimo
Iremos al versículo 13 del salmo 91, pero, antes, me gustaría complementar algo sobre los ángeles del mensaje anterior: aunque la Biblia señala la existencia de ángeles y sugiere que Dios los envía para guardarnos, no debemos orarles a ellos. No se hacen oraciones de ángeles porque es Dios quien les da la orden. No debemos orarle al «ángel de la guarda», pero sí puede pedirle al Padre que le envíe ángeles, pero no debe orarles.
«Sobre el león y la cobra pisarás, hollarás al cachorro de león y a la serpiente», Salmos 91:13.
Entonces, entendemos que león y serpiente están entre los animales más letales. Y son animales que, bíblicamente, fueron usados para simbolizar al diablo. El diablo incorporó en el Jardín del Edén a la serpiente y la usó para hablar con la mujer. Jesús se refirió a pisar a la serpiente y al escorpión (lea Lucas 10:19). Y el león joven está en el auge de su fuerza.
Nosotros tenemos promesas específicas. «Y el Dios de paz aplastará en breve a satanás bajo vuestros pies…» Romanos 16:20
Si existen ángeles al servicio de los salvos, también existen demonios. A las personas les gusta hablar de ángeles, pero, cuando hablamos de demonios, las personas dicen que no quieren escuchar. Si usted cree en la Biblia, debe creer en toda la Biblia.
Le daré tres actitudes básicas que debe tener con respecto a los demonios:
1) Usted debe tener la convicción de que el diablo existe. Sé que para muchas personas esto está claro, pero vale la pena enfatizarlo. Cuando usted ve las atrocidades que suceden en el mundo, sabe que el ser humano no es capaz de cometerlas solo. ¿Por qué el mundo condena esas atrocidades? Porque dentro del ser humano está la huella de Dios, el sentido de justicia. Pero, cuando la persona está poseída, deja los valores a un lado. El mal existe.
2) Debe entender que el diablo no está en el infierno, está en la Tierra. La Biblia deja esto bien en claro en el libro de Job, capítulo 1. Hoy él es el príncipe de esta Tierra porque el hombre le dio la autoridad en el jardín del Edén. El hombre le transfirió la autoridad a satanás. Cada vez que usted le obedece a alguien, se vuelve siervo de ese alguien. Es por esta razón que la Tierra está como está. El Juicio Final, en Apocalipsis, los demonios y los que rechazan a Dios serán lanzados en el lago de fuego y azufre.
3) No debemos ignorar la existencia del diablo, no debemos darle más importancia de la que merece (no podemos ver al demonio en todo, no todo es el diablo), pero debemos resistirnos a él. Para eso, debe estar en el abrigo del Altísimo, así tendrá poder para pisarlo.
Si usted está en el «descampado del bajísimo», corra al «abrigo del Altísimo».
Vea el siguiente video y comprenda más sobre este asunto.
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