SALMO 91: HAY COSAS QUE DIOS NO PUEDE HACER
Si no toma la decisión de estar bajo la protección de Dios y permitir que trabaje en su vida, Él no lo forzará a estar bajo Su protección
«El que habita al abrigo del Altísimo, morará bajo la sombra del Omnipotente.» Para estar a la sombra de alguien, naturalmente, necesitamos estar muy cerca de ese alguien.
Nuevamente, en esta parte del salmo 91, entendemos la idea de proximidad, de comunión. Porque la protección que Dios ofrece es para los que están en comunión con Él.
Si Él es Omnipresente, ¿todos están bajo Su sombra? No necesariamente. Porque la persona necesita aceptar Sus condiciones para tenerlo en su vida. Es importante que el ser humano tenga conocimiento sobre algo sagrado y en lo que ni Dios interfiere, que es la «propia voluntad». Cuando usted nació, recibió una voluntad propia que se desarrolla desde la infancia. Cuando el niño llega a la adolescencia, quiere declarar la independencia de su voluntad.
Dios creó a los seres humanos con voluntad propia, y la respeta. No Se impone sobre nadie. Y muchas personas caen en aquella famosa pregunta: «Si Dios es bueno y poderoso, ¿por qué permite que exista el mal en este mundo?». Parece una pregunta inteligente, pero no lo es. Porque usted no puede tener la libertad de hacer lo que quiere y, al mismo tiempo, tener un Dios que lo proteja de esa libertad. O Él le da libertad, o interfiere en su vida.
Como las personas normalmente no quieren la interferencia de Dios (buscan la libertad que causa problemas en sus vidas y a otras personas), Lo rechazan.
Dios solo interfiere en la vida del ser humano cuando es invitado a hacerlo. Entonces, si usted quiere estar bajo la sombra del Omnipotente, debe entregarle su voluntad, debe estar cerca de Él de manera que pueda acceder a su vida en todo momento, no solo cuando necesita ayuda.
Cuando está junto a Dios, usted descansa. Puede haber una guerra alrededor, pero nadie logrará quitar lo que hay en su interior. Los que han decido estar bajo la sombra del Omnipotente, descansan. Tienen paz y les transmiten esa paz a otras personas, y esto no significa que no tengan problemas, sino que están descansados.
El salmista decide decirle a Dios «Altísimo», porque no hay nada por encima de Él. Dios es el verdadero supremo. Sin embargo, Dios puede hacer todo, pero no puede contradecirse a Sí mismo. Si Él dio la libertad, no puede quitarla. Las personas van al infierno cuando deciden rechazar la voluntad de Dios.
Vea el mensaje completo en el siguiente video.
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