El año era 1986. La tapa del libro en esa ápoca era completamente roja con el título en grandes letras blancas: «Curad enfermos, expulsad demonios». Llamaba la atención de cualquier persona, y conmigo no fue diferente.

El autor, T.L. Osborn, fue un gran evangelista americano que murió en el último febrero, a los 89 años. Osborn se convirtió cuando aún era joven y fue a trabajar en India como misionero. Él cuenta cómo fracasó miserablemente, pues no lograba probarles a los hindúes que Jesucristo era el único y verdadero Dios, y no solo uno más entre millares de dioses en los que creían. Volvió a América derrotado.

Fue entonces cuando la fe de Osborn fue despertada hacia lo que Jesús mandó que Sus discípulos hicieran: curar a los enfermos y expulsar demonios. Estas serían las señales que ciertamente Lo colocarían a Jesús por encima de cualquier otro dios. Y ese descubrimiento revolucionó su ministerio.

En las páginas de este libro, Osborn ofrece bases sólidas de fe tanto para quien busca la cura y la liberación como para los obreros, pastores y siervos que trabajan en el ministerio. A cada página, su fe es fortalecida, sus ojos son abiertos, y usted desarrolla el coraje para hacer hoy lo que Jesús y los discípulos hacían en Israel hace dos mil años.

Este libro abrió mis ojos hacia una fe osada, la fe también practicada desde los principios de la Universal.

Si usted aún no lo leyó, se está perdiendo mucho. Y quien ya lo leyó, con certeza será renovado.

Se lo recomiendo a todos los que hacen la Obra de Dios, que trabajan para deshacer las obras del diablo.

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