¡MISERICORDIA!
Esta es la voz que lo sacará del fondo del pozo y que le proporcionará la mayor de las dádivas, la misericordia. Haga la prueba de escuchar y luego cuénteme cómo fue esa experiencia.
Misericordia es cuando mostramos amabilidad y comprensión hacia alguien que hizo algo malo. Es no castigar a esa persona por su error o no castigarla severamente, y darle una oportunidad. Es uno de los principales atributos de Dios. Si no fuera por Su misericordia, todos seríamos consumidos.
«Por la misericordia del Señor no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron Sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es Tu fidelidad». Lamentaciones 3:22-23
Para nosotros, las misericordias de Dios se renuevan esta mañana, para todos los que demuestran sinceridad. No son para los que muestran falsedad, o la intención de seguir equivocándose. Son para los que no son arrogantes.
Por ejemplo, con el ciego de Jericó, cuando el Señor Jesús pasó, el ciego gritó: «¡ …Hijo de David, ten misericordia de mí». Y el Señor Jesús Se detuvo y dijo: «Tráiganlo a Mí». Cuando ese ciego pidió misericordia, tocó una parte sensible de Dios. O como sucedió con la mujer adúltera, que tuvo misericordia de ella, y muchos otros casos.
Sin embargo, vea cómo es el ser humano: Si se equivoca con alguien, quiere el perdón de esa persona. Pero, si alguien se equivoca con él, quiere que esa persona pague.
Observe lo que la Biblia dice: «Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio», Santiago 2:13. La persona que tiene misericordia está demostrando que es mucho más grande que el error cometido y que la persona que se equivocó. Es más grande que el deseo de venganza o de juicio. Ser misericordioso no significa que dejará pasar todo, pero el trípode de la Ley es la misericordia, el juicio y la fe.
Primero, debemos entender que necesitamos ser misericordiosos. Segundo, si usted se equivocó con Dios, consigo mismo o con alguien, no es el fin del camino. Puede postrarse a los pies de Dios y pedirle misericordia. La persona que dice: «Sé que ya agoté todas mis oportunidades, todos mis derechos, toda la paciencia de todos, pero quiero una oportunidad», esa persona, si es sincera, la alcanza.
Si necesita misericordia, láncese a los pies de Dios, entréguese y confíe. No escuche la voz que le dice: «Ya no hay solución para ti. Dios nunca te perdonará. No lo mereces». Sino escuche la Voz de Dios, que está esperando sinceridad de su alma. Hágalo.
Vea el mensaje completo en el siguiente video.