Tres novatos de la facultad y tres ancianos están viajando en tren en un feriado de fin de año. En la estación, los tres muchachos compran sus boletos y ven a los ancianos que compran solo un boleto.

“¿Cómo van a viajar con solo un boleto?” pregunta un muchacho.

“Vea y aprenda”, responde uno de los ancianos.

Todos entran a bordo del tren. Los tres estudiantes toman sus respectivos lugares, mientras que los tres señores se aprietan en el baño juntos y cierran la puerta. Poco después de que el tren parte, el cobrador viene a recolectar los boletos. Él golpea la puerta en el baño y dice: “Boleto, por favor.” La puerta se abre apenas un poquito y un único brazo se extiende con un boleto en la mano. El cobrador lo lleva y sigue adelante.

Los muchachos observan y, concordando con que aquella es una óptima idea, deciden hacer lo mismo en el viaje de vuelta y ahorrar algo de dinero.

Cuando llegan a la estación, compran un único boleto para el viaje de retorno.
Aquellos mismos señores ancianos también están allá en la plataforma, pero ellos no compran ningún boleto.

“¡Esperen! ¿Cómo es que van a viajar sin boleto?” pregunta un novato perplejo.

“Vea y aprenda”, responde un señor.

Cuando ya estaban a bordo del tren, los tres ancianos se introducen en el baño y los tres jóvenes novatos hacen lo mismo en el otro baño de al lado.

Poco después de que el tren partió, uno de los ancianos sale del baño y camina hasta el baño donde los tres muchachos están escondiéndose. El anciano golpea la puerta y dice “Boleto, por favor.”

Hágales preguntas a los antiguos; aprenda con la experiencia de los antepasados. Pues nosotros nacimos ayer y no sabemos nada; nuestros días en la tierra pasan como la sombra. Deje que los antiguos hablen con usted y le enseñen. De su experiencia ellos dirán… Job 8:8-10

Lea también:

• El burro, el inteligente y el sabio
• Colocando límites en el comportamiento de los hijos
• Regalo para el Día del Niño

Regístrese en este blog y sea avisado de nuevos posts…

¡Compártalo!