EL TIEMPO ES UN AVISO IMPARABLE: ¿YA SE PREPARÓ PARA LO QUE ESTÁ POR VENIR?
El envejecimiento es un recordatorio de que todos nosotros, un día, enfrentaremos un momento decisivo: la muerte. Sin embargo, la mayoría de las personas viven solo el aquí y el ahora; siempre están corriendo detrás de algo, enfocadas en lo que es pasajero. De esta manera, no se dan cuenta de que su tiempo se está terminando…
El primer mes del año ya se fue. Hoy es el último día de enero, y esto nos lleva a reflexionar sobre cómo el tiempo es implacable e imparable. Muchas veces, vivimos como si tuviéramos todo el tiempo del mundo, pero eso solo es una ilusión.
El tiempo está pasando por nosotros, independientemente de lo que estemos haciendo (durmiendo, trabajando, distraídos con las preocupaciones del día a día); y, quiérase o no, todos estamos caminando hacia un momento decisivo: la muerte. No digo esto para ser pesimista, sino para sacar a la luz una realidad con la cual todos debemos lidiar.
En la creación, Dios no planeó la muerte para el ser humano. Él puso al hombre en el Edén y dijo: «… De todo árbol del huerto podrás comer, pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comas, ciertamente morirás» (Génesis 2:16-17). Es decir, si el hombre no hubiera desobedecido, la muerte no hubiera entrado al mundo. Pero, a causa del pecado, el ser humano comenzó a envejecer y la vida se volvió finita.
Basta mirarnos al espejo para notar una cana más o una nueva arruga en el rostro. ¿Eso qué significa? Son señales de que el tiempo está avanzando y es un recordatorio de que, un día, nuestra jornada terrena llegará a su fin. Entonces, surge la cuestión más importante: ¿qué pasará con nuestra alma? El cuerpo volverá al polvo. El espíritu, que es la inteligencia, volverá a Dios. ¿Y el alma?
La Biblia nos da la respuesta:
«Diles: Vivo Yo —declara el Señor Dios— que no Me complazco en la muerte del impío, sino en que el impío se aparte de su camino y viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos. ¿Por qué habéis de morir, oh casa de Israel?» Ezequiel 33:11.
Dios desea restaurar Su plan original: ofrecer la Vida Eterna. Él nos creó para que estuviéramos con Él para siempre y no siente placer en la perdición de los que Lo rechazan. Por eso, nos invita al arrepentimiento y a la conversión.
Sin embargo, la mayoría de las personas viven enfocadas en el presente. Mire a su alrededor: todos parecen estar corriendo detrás de algo, ocupados con los problemas del día a día, distraídos con las cosas de esta vida. Lamentablemente, pocos invierten en lo que realmente importa: la Eternidad.
Piense sobre esto por medio del mensaje en el siguiente video.