Hoy quiero hablar contigo sobre algo simple y transformador: escribir lo que necesitamos hacer. En primer lugar, esta práctica acompaña al ser humano desde sus inicios, mucho antes de las escuelas y los libros. Desde entonces, en cuanto surgieron las herramientas y el fuego, ya intentaba registrar sus pensamientos en figuras y símbolos. ¿Por qué? Porque hablar no era suficiente. La escritura nació de la necesidad de expresar y registrar lo que pensamos y sentimos, algo que la memoria, muchas veces, no logra guardar.

Escribir para uno mismo

Normalmente escribimos para otros: profesores, compañeros, lectores, personas en el celular. Sin embargo, hay un poder especial en escribir para nosotros mismos. Esto se debe a que, cuando hacemos una lista con todo lo que necesitamos realizar, generamos enfoque inmediato, organizamos los pensamientos y liberamos a la memoria de esa carga. En lugar de estar repitiendo “no puedo olvidarme”, lo pones en el papel y liberas la mente.

Además, nuestro cerebro fue creado para resolver problemas y crear soluciones, no para recordar pequeñas tareas como comprar la leche. Por lo tanto, cuando sacamos esas cosas de la cabeza y las pasamos a una lista, ayudamos a la mente a hacer lo que mejor sabe hacer.

Cómo comenzar

Te propongo un desafío: siéntate en silencio, cierra la puerta y toma papel y bolígrafo. Empieza a escribir todo lo que necesitas hacer:

• tareas simples;
• asuntos pendientes;
• compromisos personales;
• decisiones espirituales;
• cambios internos.

No importa el tamaño. Escribe y, después, vuelve a la lista para elegir lo que puedes hacer ahora. Comienza por lo más simple. Y, cuando lo termines, tacha ese ítem. Ese gesto crea un poderoso sentido de progreso.

Convierte esto en un hábito diario. Lee tu lista todas las mañanas. Algunas tareas serán rápidas, otras llevarán semanas o meses, pero deja todo registrado. Con el tiempo, verás que haces más en un mes de lo que lograste en años.

Un principio espiritual

La misma Biblia nos enseña: “Escribe la visión”. Dios siempre orientó a Sus siervos a registrar Sus palabras. La escritura es dirección, enfoque y fe en acción.

Y, hablando de enfoque, estamos entrando en el Ayuno de Daniel — los últimos 21 días del año, del 10 al 31 de diciembre. Será un período para silenciar distracciones y recuperar la claridad mental. Si quieres aprender cómo hacerlo, ingresa a jejumdedaniel.com y mira las instrucciones.

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