thumb do blog Renato Cardoso
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EL PECADO DESTRUYE TODO LO QUE TOCA

¿Cómo actuar para no caer en tentación? ¿Cómo reaccionar si ya he caído en tentación? Estas son preguntas que surgen cuando el pecado llama a su puerta. Tenga cuidado y protéjase

El pecado destruye todo lo que toca. Como un huracán que arrasa todo a su paso, el pecado también destruye la vida del pecador y la de otros afectados por él. Lo peor es que no solo destruye la vida del pecador, sino también la de los que son afectados directa o indirectamente por este (el pecado).

¿Por qué sucede esto? El pecado es un error que destruye lo que está íntegro. Comienza destruyendo, en primer lugar, la conciencia del pecador. ¿Cuántas veces, en un momento de ira, usted dijo algo hiriente y, en el instante en que las palabras salieron de su boca, lo lamentó? El pecado divide las fuerzas, porque una parte de usted quiere hacer lo correcto y la otra quiere hacer lo incorrecto.

¿Cuántas familias han sido destruidas por el pecado? La mentira genera dudas en la relación (la esposa comienza a desconfiar, siente celos, y el matrimonio se debilita). El vicio va infiltrándose en la vida de la persona, y las familias se desmoronan. ¿Cuántas familias ni siquiera llegan a formarse debido a un pecado? Un joven embaraza a una chica después de una fiesta y nace un niño que no tiene nada que ver con eso, una vida inocente. El pecado va afectando a terceros, y es entonces cuando usted comprende por qué el mundo está como está. Muchas personas pierden dinero de años en momentos de apuestas, estafas financieras. ¿Y por qué cayó en la estafa? Por el pecado de la codicia.

En la Biblia está escrito: «Sino que cada uno es tentado cuando es llevado y seducido por su propia pasión. Después, cuando la pasión] ha concebido, da a luz el pecado; y cuando el pecado es consumado, engendra la muerte», Santiago 1:14-15.

La primera estafa que la persona sufrió fue el golpe de la codicia. La persona se obsesiona con las promesas de riqueza, y su corazón engañoso la lleva a caer en el pecado de la codicia. El pecado va destruyendo la familia, las relaciones, los negocios. Todo lo que el pecado toca es destruido.

La Palabra de Dios enseña dos cosas sobre esto…

Primero, feliz es la persona que resiste a la tentación de caer en pecado. La prudencia enseña que la prevención es mejor que la cura. El sabio resiste la tentación. En el «Padre Nuestro», el Señor Jesús nos enseña a pedir que no caigamos en tentación. Cada uno es tentado de una forma. Usted se conoce. Sabe lo que lo tienta. Vigile.

Y la segunda lección es para aquellos que ya han caído en tentación. La persona dice: «Desde que pequé, perdí todo. ¿Qué hago?». El Texto dice: «Hijitos Míos, os escribo estas cosas para que no pequéis. Y si alguno peca, Abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. Él mismo es la propiciación por nuestros pecados, y no solo por los nuestros, sino también por los del mundo entero», 1 Juan 2:1-2. Si usted cayó en pecado, ¿qué debe hacer? Creer en el Señor Jesús; aceptar el perdón que Él le da; abandonar el pecado; lo que pueda reparar, repárelo; confíe en el perdón de Dios; mire hacia delante. Si pecó, levántese mientras haya tiempo, y el Abogado, que es el Señor Jesús, le da la oportunidad de comenzar una nueva vida y no volver a equivocarse.

Reflexione sobre esto y vea el siguiente video.

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Colaborador

Obispo Renato Cardoso