Una alumna de Minas Gerais nos escribió diciendo:

«Estoy casada hace 10 años. Nunca fue fácil, tenemos dos hijas, y, hace un año, nos separamos, pero terminamos volviendo. El mayor problema es la desconfianza. Si voy al centro de la ciudad y demoro un poco, cuando vuelvo, él ya está enojado, no quiere hablar, me ignora y deja de comer para presionarme psicológicamente. No sé qué hacer, no puedo tener amistades y tampoco puedo arreglarme porque es motivo de peleas. Ya le pedí tanto una dirección a Dios, porque no soporto más. ¿Qué puedo hacer? Él me llama y me manda mensajes todo el tiempo, y, si no le respondo rápido, se vuelve un problema».

Este es un caso extremo de desequilibrio emocional, pero no significa que ese marido sea una mala persona, sino que, probablemente, ya pasó por una situación o un evento que desencadenó esa inseguridad que le hace tener miedo de perder a la esposa, de ser traicionado o de no ser amado. Entonces, hace cosas absurdas, como las que ella relata, para llamar la atención.

Ahora bien, ese marido está quebrado, lastimado por dentro, o nunca construyó dentro de sí el censo de valor propio, de autoconfianza, que son muy importantes para que una persona pueda amarse y sentirse segura en una relación. La solución es reconocer que tiene ese problema y buscar ayuda.

El hecho de haberse separado muestra que, en algún momento, ella le puso un basta a la situación, y eso es positivo. Su error fue volver sin condicionar su regreso al cambio de él o, por lo menos, a la búsqueda de ayuda para solucionar el problema.

Mi consejo:

Estás en una situación de sofoco y, si sigues así como nos describiste, llegará un momento en el que te cansarás y te irás. Entonces, ¿por qué no anticipas eso y esta vez la vuelves una separación estratégica?

¿Qué es una separación estratégica?

Es acercarte a él y decirle: «Amor, saldré de este matrimonio, porque no aguanto más el abuso que sufro de tu parte, no aguanto más ese tipo de trato. Tienes un problema y, si no buscas ayuda, por más de que yo esté lista para buscarla contigo, no podré seguir a tu lado. Te amo, pero no puedo permitir que sigas lastimándome, lastimándote y lastimando a nuestras hijas. Debes reconocer que tienes un problema y buscar ayuda para resolverlo».

Debes ponerle esa condición para volver.

Al mismo tiempo, participa del Curso de la reconstrucción del «yo», que se lleva a cabo todos los jueves, en la Terapia del Amor. En el Templo de Salomón, la charla se realiza especialmente a las 20 h, pero también puedes participar en la Universal más cercana a tu domicilio.

Para escuchar la orientación completa mira el video completo.