thumb do blog Renato Cardoso
thumb do blog Renato Cardoso

«APRENDÍ A NO CONFIAR EN NADIE», DIJO ELLA

Alguien dijo: «No confío en nadie más». Esa persona esparcía amargura en sus palabras, esparcía dolor. Claramente eran palabras de una persona que había sido traicionada, decepcionada por haber confiado en alguien.

Entendamos esto: «Así ha dicho el Señor: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta del Señor», Jeremías 17:5.

En otras palabras, no es necesario que usted pase por una decepción (sea laboral o amorosa) para entender que el ser humano no es 100 % confiable. Porque es un ser humano, es imperfecto, tiene límites, se equivoca.
Lo que Dios dice es que no podemos confiar en nosotros mismos, mucho menos en otros seres humanos. Lo dice como un hecho de la humanidad, no para que usted tenga malos ojos hacia los demás.

Dios también dice: «Fíate del Señor de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia», Proverbios 3:5. Usted debe entender que tenemos fallas. Somos seres caídos. La Biblia afirma que no hay un justo. Todos estamos bajo el patrón de Dios.

Entonces, sabiendo esto, ¿cuál sería la consecuencia práctica para su vida? En primer lugar, si sé que no puedo confiar en mi capacidad, en mi propia capacidad, ¿qué debo hacer respecto a mi limitación? La respuesta es bajar la cabeza y pedirle misericordia a Dios. Debo poner mi dependencia en Su poder, no en mi fuerza. Debo buscar siempre en lo Alto esta fuerza que necesito para enfrentar lo que sea. Debo prevenirme de lo que sé que es mi debilidad. Cada uno tiene su inclinación.

El ser humano tiende a olvidarse del Señor. Usted debe volver su corazón hacia Dios: «No me dejes caer en la tentación, mas libranos del mal». Usted siempre está mirando hacia el Alto. Eso nos mantiene humildes, realistas, con los pies sobre la tierra.

En segundo lugar, lo que entendemos en esta palabra es que no puedo depender de otra persona (esposa, padre, madre, hijo, jefe). Porque esa persona no puede garantizarme que siempre estará ahí cumpliendo con sus deberes, siendo leal. Esa persona no puede ser garantía ni de sí misma. Y hay muchas personas que ponen sus vidas en manos de otros y pagan un precio altísimo por eso.

No se trata de que viva con la paranoia de buscar fallas en los demás, sino de tener una comprensión equilibrada.
Sepa que usted esperará algo de los demás y ellos le fallarán, o, por lo menos, morirán. Solo Dios no muere, solo Él cumple las promesas, solo Él es el patrón 100 % confiable. Y, por lo tanto, solo Él es digno de toda nuestra confianza. Aprenda esto. El hombre que se apoya en Dios siempre estará firme.

Reflexione al respecto y vea el siguiente mensaje.