Yo soy lo que soy
Personas sinceras son tan raras como un diamante color de rosa. Se encuentran, pero es difícil. Es más fácil encontrar personas fingidas, halagadoras, preocupadas con lo que los otros piensan de ellas, quieren impresionar, o quieren esconder lo que realmente piensan.
No piense que estas personas son malas, necesariamente. Claro que existen los hipócritas profesionales, aquellos que son camaleones sociales, mezclándose con el ambiente y las personas, a fin de obtener algún beneficio de ellas. En cuanto a estos, no creo que ninguna palabra que yo pueda escribir aquí podría ayudarlos. Son personas malas. Huya de ellas.
Sin embargo, hay muchas personas buenas que nunca aprendieron la sinceridad. Simplemente, no saben ser sinceras. Recuerde, la sinceridad es algo muy raro. Si la mayoría de las personas a nuestro alrededor no practica la sinceridad, ¿cómo podrán aprender los niños y los más jóvenes?
El problema es que la falta de sinceridad genera muchos otros males, entre ellos: pérdida de reputación, mentiras, orgullo, falta de credibilidad, falsedad, inseguridad, falta de auto confianza, pérdida de amistades y relaciones, timidez, insatisfacciones con uno mismo, personalidad débil, necesidad de agradar a los demás — y mucho más.
Yo amo la manera en la que Dios se identifica cuando Moisés le pregunta Su nombre, y el Señor le responde “Yo soy El que soy.” (Éxodo 3.14)
¡Dios es el que es! Usted puede estar seguro de que con Él, no hay maquillaje, máscara, conversación de político o de religioso — nada de eso. Él es el que es, y a quien le gustó, mejor. A quien no le gustó, que se vuelva ateo.
Una cosa es seguro: Dios no va cambiar lo que es para agradar a todos.
Tampoco usted debería.
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