¡Yo conquistando la Tierra y ella queriendo discutir la relación!
Fue así como un marido expresó su indignación recientemente en uno de nuestros programas The Love School. Él se refería a la época en que tenía problemas con su esposa por el tiempo que pasaba frente a la TV jugando videojuegos. Ella pedía más atención. Y a él le parecía absurdo que ella quisiera interrumpirlo en el medio de «conquistar la Tierra» – una fase avanzada del juego.
No me pregunte qué juego. En lo que se refiere a videojuegos, yo realmente estoy fuera. No es que no me guste. Ya tuve mis momentos en la adolescencia. ¿Quién era niño en los años 80 y no se acuerda de Atari, River Ride y Pac Man? Bueno, por lo menos entre los chicos era un pasaje obligatorio.
Pero crecí y mi atención se volvió hacia otras cosas. Salvo por un breve período más tarde en el que casi me envicié en Street Fighter. Ya estaba casado y fui inducido al adictivo juego en la casa de un amigo. Pero menos mal que enseguida me mudé a otra ciudad y el vicio no me «atrapó».
Desde entonces, mi relación con los juegos ha sido ellos allá y yo acá. No critico a quien juega, pero he visto muchos casos de hombres que cuando llegan a casa del trabajo están más interesados en agarrar la consola que a la esposa.
Es entonces que me atrevo a abrir la boca, bajo el riesgo de ser fusilado como un personaje en un tal Call of Duty. Pero vamos. Pienso que todavía tengo algunas vidas para durar hasta el post de mañana…
¿Usted realmente prefiere la Playstation que a su mujer? ¡Su matrimonio realmente está necesitando un rescate!
Entonces: ¿por qué no hacer de eso su meta, conquistar – o reconquistar – a su mujer en vez de la nueva etapa del videojuego? ¿Por qué no ganar puntos con ella, y así muchas «vidas» extras, para que cuando se mande una, usted tenga crédito con ella?
No me tome a mal. Si a usted le gusta, vaya adelante y juegue de vez en cuando. En esos «cinco minutitos» mientras ella se está arreglando el pelo, se está preparando, todo bien. Si ella se fue a la casa de la madre y usted no tiene nada mejor para hacer un sábado a la tarde, no va a molestar. Pero el problema es que esos juegos son programados para enviciar. Es difícil comenzar y parar. Quizás usted se dé cuenta de que no vale la pena y encuentra una manera más productiva de relajarse y pasar el tiempo.
Y si, como ese marido en The Love School, a usted le parece un absurdo que su esposa tenga celos de su videojuego, usted realmente tiene que comenzar un detox ya.
Largue la consola y vaya a ganar puntos con ella.
Este texto fue publicado originalmente en la 1º edición de la revista The Love School – donde orientamos a parejas y solteros a practicar el Amor InteligenteTM. Usted puede recibirla en su casa.
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