Muchos, cuando escuchan la palabra «fe», enseguida piensan en religiones, iglesias, rituales y costumbres religiosas. No obstante, en el sentido bíblico, la fe no tiene nada que ver con eso. Por eso, Jesús condenó a los que abandonaron la verdadera esencia de la fe por las tradiciones humanas.

Muchos ni entienden por qué practican determinadas cosas de su religión, pero lo hacen porque siempre lo hicieron. Esto no tiene nada que ver con fe, sino con religiosidad.

La fe es la reacción, es la actitud que se toma con respecto a lo que Dios dice. A través de lo que Él dijo en Su Palabra, usted prueba si tiene fe o no. Si Dios dice algo, debemos hacer algo con eso, y, si deseamos honrar lo que dice, debemos ponerlo en práctica.

Uno de los versículos más famosos de la Biblia es: «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga Vida Eterna», Juan 3:16.

Dios puso la eternidad en nuestro corazón (lea Eclesiastés 3:11), pero nadie quiere morir, porque Él también puso dentro de nosotros el deseo de vivir.

En este versículo, Jesús Se refería a la eternidad y también a que usted puede perecer y estar en un lugar horrible, el infierno.

Él dijo que el amor de Dios por nosotros es tan grande que dio a Su único Hijo para que muriera en nuestro lugar y resolviera el problema de nuestro pecado. Por eso, si creemos en Él, no pereceremos, sino que seremos galardonados con la Vida Eterna.

¿Qué hará con esta información? Si la ignora, lamentablemente, perecerá. Por otro lado, si desea alcanzar la Vida Eterna, pase a vivir de acuerdo con la Palabra de Dios. Por ejemplo, cuando usted le cree al médico, sigue la prescripción y el tratamiento que le pasó, pero, si sale del consultorio con dudas de lo que le dijo, no compra el medicamento, no vuelve a ir e incluso busca una segunda opinión.

Lo mismo sucede con Dios, el que cree en Él sigue lo que dice, en cambio, el que no cree, Lo ignora y busca sus propias opiniones o la opinión de alguien más.