thumb do blog Renato Cardoso
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VAMOS A PENSAR, SOLO UN POQUITO…

En este video, reflexionaremos juntos. Solo un poquito… pero lo suficiente para cambiar todo

Mucha gente vive en piloto automático, sin detenerse nunca a pensar de verdad sobre las decisiones que está tomando, los caminos que elige y, principalmente, el destino de su alma.

Aprenda con el ejemplo de los atenienses:

La ciudad de Atenas existe aún hoy en Grecia y, en la época del apóstol Pablo, era el centro de la cultura, de la filosofía y del conocimiento político. Los griegos siempre han sido conocidos por su gran capacidad de razonamiento. En una ocasión, Pablo visitó aquel lugar y quedó impactado con lo que vio, porque no coincidía con la inteligencia de aquella cultura.

En Hechos 17 se muestra cómo él se inquietó al ver la idolatría exagerada de los atenienses, al tal punto que existía un altar para un dios desconocido. Es decir, para no menospreciar a ningún dios, en caso de que hubiera alguno que no conocieran, tenían un altar para él.

Así, Pablo pronunció uno de sus discursos más fuertes para ellos. Le recomiendo que lea todo el capítulo 17, pero voy a citar un pasaje:

«Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la naturaleza Divina sea semejante a oro, plata o piedra, esculpidos por el arte y el pensamiento humano». Hechos 17:29

Solo hay que pensar un poquito:

Él apeló a su inteligencia. «Si ustedes realmente creen que Dios creó al ser humano, no deben hacer un dios esculpido en un material según nuestra imaginación». Y es una lógica que se aplica hasta hoy.

¿Usted cree que somos creación de Dios?

Si es así, ¿qué sentido tiene tomar madera, esculpirla, pintarla, darle el nombre de un dios, ponerla en un altar y postrarse ante ella? ¿Cómo puede eso ser nuestro Dios y Creador? De esta manera, yo también apelo a su inteligencia.

Así como Pablo se incomodó con lo que vio en Atenas, nosotros también nos incomodamos. Sobre todo, porque yo también fui así, ya me postré delante de una estatua de yeso, llevé una imagen en la billetera cuando era ignorante. Pero cuando mis ojos se abrieron, entendí:

«No te harás ídolo, ni semejanza alguna de lo que está arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No los adorarás ni los servirás; porque yo, el Señor tu Dios, soy Dios…» Éxodo 20:4-5

Yo estaba en el tiempo de la ignorancia, como Pablo también enseñó:

«Por tanto, habiendo pasado por alto los tiempos de ignorancia, Dios declara ahora a todos los hombres, en todas partes, que se arrepientan, porque Él ha establecido un día en el cual juzgará al mundo en justicia, por medio de un Hombre a quien ha designado, habiendo presentado pruebas a todos los hombres al resucitarle de entre los muertos». Hechos 17:30-31

Vea:

Dios no toma en cuenta los tiempos de la ignorancia. No importa el pecado que usted haya cometido, idolatría, prostitución, y demás. Era ignorante, ciego, sordo espiritualmente y Él lo perdona. Pero ahora que usted ha recibido conocimiento, la ignorancia ya no es una excusa. Por eso, Él llama a todos al arrepentimiento, que es el primer paso en dirección a Dios.

Lamentablemente, el pecado está en nuestra sangre, corre en nuestro ADN, todos nacen pecadores. Pero cuando hay humildad para reconocer los errores y una búsqueda sincera del perdón Divino, Él nos perdona y borra nuestros pecados. Así, somos libres, ya no hay condenación.

Entienda: sin arrepentimiento no habrá perdón. Por eso, Dios llama a todos al arrepentimiento, a que crean en aquel a quien Él envió (Jesús), para tener perdón y recibir la vida eterna.

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Colaborador

Obispo Renato Cardoso