Una conocida definición de locura es: hacer las mismas cosas y esperar resultados diferentes. Es increíble y curioso ver la facilidad que tiene el ser humano para vivir así. Las personas esperan que sus vidas mejoren, pero hacen siempre lo mismo. Y la lógica nos enseña que: si hago algo y los resultados son esos, mañana los resultados serán los mismos. Eso es inteligencia.

Dios dice: «Pues así ha dicho el Señor de los ejércitos: Meditad bien sobre vuestros caminos», Hageo 1:5. Es decir, Dios le dio al ser humano la capacidad de análisis. Una capacidad que los animales, la mayoría, no tienen y, si la tienen, es muy limitada. La capacidad del ser humano es de gran análisis. Es capaz de evaluarse a sí mismo (lo que sucede, lo que sucedió, e imaginar el futuro). Dios nos dios una capacidad que solo Él tiene. Pero, lamentablemente, pocas personas usan esa capacidad para evaluar el recorrido de sus vidas.
Vemos, por ejemplo, en la historia de Gedeón, en Jueces, capítulo 6, que el pueblo de Israel, en ese momento, había cambiado a Dios por la cultura de sus pueblos enemigos. El mismo pueblo quiso empujar a Dios hacia fuera de Israel. Dios le cumplió el deseo y lo dejó solo. Él no abandona a las personas, sino que solo cumple lo que ellas quieren. Si las personas no quieren que Dios intervenga en sus vidas, Él no lo hará.

Hay algo que usted debe entender: cuando ocurre una tragedia, enseguida alguien pregunta: «¿Dónde estaba Dios?». Él estaba en el mismo lugar donde usted Lo dejó. Si Él está fuera de su vida en los buenos momentos, ¿por qué Lo quiere dentro en los malos momentos? No tiene sentido. Dios solo cumple nuestro deseo de que Se aleje.

Entonces, todos los años, Israel plantaba y, en el momento de cosechar, llegaban los enemigos y arrasaban con todo. Pasaron siete años para que alguien se detenga y diga: «Esto no está funcionando». Y alguien hizo algo diferente: clamó a Dios. Lo que no hacían desde hacía siete años comenzaron a hacerlo. Alguien recordó a Dios que, entonces, les envió ayuda.

Dios le mostró a Gedeón que, si querían algo diferente, debían cambiar sus comportamientos, debían hacer algo distinto para tener resultados distintos. Dios causó desorden en Israel a través de Gedeón, comenzando con la caída del altar de Baal y la construcción del Altar de Dios.

Es así como ocurren los cambios, con una ruptura. Es decir, usted empieza a romper con las viejas prácticas, costumbres, rutinas. Dios cambia la vida de las personas cuando ellas aceptan romper con sus viejas prácticas. «No haré más eso. ¡Se terminó!». Cuando usted comienza a levantar polvo, muchos querrán detenerlo. No tenga miedo si alguien comenta, critica, si se pone en su contra. Si usted no hace las cosas de manera diferente, no tendrá resultados diferentes.

La buena noticia es que los resultados hablarán por sí solos, serán su recompensa, el éxito que usted tanto esperaba.

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