¿USTED ESTÁ EN LA FILA EQUIVOCADA?
Usted puede conquistar todo lo que desea, como éxito, bienes y posición, pero, aun así, sentirse vacío por dentro
«Todo el trabajo del hombre es para su boca, y con todo eso su deseo no se sacia.» – Eclesiastés 6:7
Salomón, el hombre más sabio y rico de su época, sabía lo que estaba diciendo. Él experimentó todos los placeres posibles — poder, riquezas, placeres físicos y realizaciones — pero descubrió que nada de eso saciaba su alma.
Él no hablaba por teoría, sino con la autoridad de quien vivió todo lo que quiso y, aun así, se dio cuenta del vacío que el mundo no logra llenar.
Esta reflexión concuerda con la vida de muchos hoy: personas que luchan, trabajan y se dedican… pero siguen insatisfechas. Sea en el matrimonio, en la carrera, en la salud o en la familia, la búsqueda común es por la satisfacción personal — por el placer y por la llamada «felicidad».
La fila equivocada
Muchos están en la “fila equivocada”, corriendo detrás de cosas que no llenan: como dinero, estatus, apariencia y conquistas materiales. Salomón ya alertaba: «El que ama el dinero, no se saciará de dinero…», Eclesiastés 5:10. El alma humana es insaciable cuando solo es guiada por el deseo.
Esto se refleja en la vida práctica. Hoy es la búsqueda de un diploma, mañana es la búsqueda de un cuerpo perfecto. Después será la búsqueda del éxito profesional, de la fama, de viajes y así sucesivamente. Cada conquista trae un sabor momentáneo, que luego desaparece dejando un vacío aún mayor.
La solución está en Dios
La Palabra de Dios nos muestra otro camino. Jesús dijo: «Mas buscad primeramente el Reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas», Mateo 6:33. La felicidad no está en “tener” o “hacer”, sino en “ser” en Dios.
Cuando el alma está llena de Dios, aun en medio de las luchas, tiene paz. Curiosamente, ahí es donde empieza la verdadera prosperidad: cuando el alma encuentra descanso en el Señor.
«Porque sacia al alma menesterosa, y llena de bien al alma hambrienta». Salmos 107:9
Un cambio de prioridades
Deje de correr detrás del viento. Cambie su prioridad: busque al Espíritu Santo, busque el Reino de Dios.
Hablo como testigo — alguien que ya anduvo por ese camino de la búsqueda vacía. Solo cuando encontré la Palabra de Dios entendí lo que realmente vale la pena. Créame: cuando usted busca lo que es eterno, Dios se encarga del resto, y le da más de lo que nunca imaginó.
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