¿Ya se detuvo a pensar en qué tipo de energía transmite? ¿Positiva o negativa?
Todos nosotros emitimos una energía que afecta a las personas y a los ambientes que nos rodean. Eso sucede tanto en el aspecto físico, porque nuestro cuerpo produce energía, como en el espiritual, que influencia directamente a nuestras emociones, salud y relaciones.

La energía que transforma ambientes

Seguro usted ya se dio cuenta de que hay personas que transforman el ambiente, apenas entran a un lugar. Algunas traen alegría, entusiasmo y esperanza; otras, por el contrario, parecen quitar las fuerzas. Incluso, hay quienes parecen «neutros», pero, desde el punto de vista espiritual, la neutralidad no existe. O la energía es positiva o es negativa.

La Biblia destaca la importancia de esa energía. En Proverbios 17:22 está escrito:

«El corazón alegre es buena medicina, pero el espíritu quebrantado seca los huesos».

La alegría y la disposición son fuerzas espirituales que impactan incluso en la salud física. Una persona animada y optimista atrae oportunidades, buenas relaciones e incluso prosperidad. Por el contrario, el que tiene un espíritu quebrantado compromete su propio bienestar y aleja a las personas.

Sea luz y sal por donde vaya

Jesús dijo: «Vosotros sois la sal de la tierra y la luz del mundo», (Mateo 5:13-14). Así como la sal da sabor a los alimentos, nuestra presencia debe transformar los ambientes con esperanza y fe. A donde usted llegue, el ambiente debe mejorar, las personas deben sentirse más motivadas, seguras y animadas.

Esto sirve para su casa, trabajo, iglesia o cualquier otro lugar. Las personas positivas abren puertas, construyen relaciones saludables e inspiran confianza. A todos les gusta estar cerca de quienes elevan la energía colectiva.

Proverbios 15:13 refuerza:

«El corazón gozoso alegra el rostro, pero en la tristeza del corazón se quebranta el espíritu».

Una persona feliz refleja esa alegría en el rostro y en su voz. Ningún tratamiento estético sustituye la belleza que viene del interior, esa que ilumina los ojos y hace brillar al rostro.

La verdadera Fuente de la energía positiva

Pero ¿cómo mantener esa energía en un mundo tan cargado de negatividad? No se trata solo de pensamientos positivos o cursos de autoayuda. La verdadera Fuente de esa fuerza es el Espíritu Santo, que genera una alegría genuina, incluso en los momentos más difíciles.

Con Él habitando en usted, la confianza y la disposición no dependen de las circunstancias. Incluso delante de las malas noticias o desafíos, el Espíritu Santo renueva sus fuerzas y usted permanece firme.

Cómo buscar esa energía

Usted no necesita pagar por eso. Diferente a los entrenamientos caros, el Espíritu Santo es un regalo de Dios. Para recibirlo, busque tener una relación con Él, lea la Biblia, especialmente el Evangelio de Juan, que revela a Jesús como la verdadera Luz que vino al mundo.

Conéctese a la Fuente, permita que esa Luz habite en usted, y así, emita energía positiva donde sea que esté.

Vea el mensaje completo en el siguiente video.