thumb do blog Renato Cardoso
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UN HOMBRE GANA 7 MILLONES EN LA LOTERÍA Y CASI MUERE POR FESTEJAR

Esta impactante noticia revela un problema común de la humanidad: cuando una persona no tiene estructura, incluso lo que estaba destinado a ser una bendición puede convertirse en ruina

Recientemente leí una noticia que me hizo reflexionar profundamente. Un hombre llamado Adam López, de 39 años, ganó el equivalente a siete millones de reales en la lotería. Antes de eso, solo tenía ochenta y cinco reales en la billetera y trabajaba como operador de montacargas.

Apenas recibió el premio, tomó una decisión precipitada: abandonó su trabajo y comenzó a festejar sin parar. Durante tres meses vivió en los excesos — fiestas, bebida, comida, todo sin límites —. Sin embargo, su cuerpo no lo soportó. Adam fue llevado de urgencia al hospital y diagnosticado con una embolia pulmonar doble. Estuvo a punto de perder la vida.

Poco después de sobrevivir, confesó: “Perdí la estructura de mi vida”. Pero, en realidad, él no la perdió — nunca la tuvo. Y ahí está justamente la lección.

El peligro de recibir algo antes del tiempo

Esta historia muestra una verdad espiritual que muchos ignoran. La Biblia ya había advertido: “La herencia adquirida de prisa al principio, no será bendecida al final” (Proverbios 20:21).

En otras palabras, lo que llega antes del tiempo correcto puede convertirse en una maldición. Cuando una persona recibe algo sin estar preparada, no sabe administrarlo. Entonces, lo que sería una bendición termina volviéndose en su contra.

Todo lo que quieras apresurar en tu vida, saltándote los pasos necesarios de sacrificio para construir una base sólida, será algo que tú mismo verás derrumbarse sobre tu cabeza.

La estructura se construye, no se recibe

Por eso digo: la estructura no se gana, se construye. Nace del esfuerzo, la disciplina, la constancia y la fe. Y justamente eso es lo que muchos no quieren. Quieren el resultado, pero rechazan el proceso. Quieren el éxito, pero no quieren el sacrificio.

Veo que esto sucede de la misma manera en muchas áreas. La persona conoce a alguien y ya quiere casarse, sin pasar por las etapas del noviazgo y del compromiso. Otra llega a la fe y enseguida quiere convertirse en obrera, sin antes aprender a servir, obedecer y madurar espiritualmente.

Dios trabaja con procesos. Él prepara primero el vaso antes de colocar el aceite. Porque, sin estructura, hasta la bendición se vuelve veneno.

Haz las paces con el sacrificio

Por eso, amigo mío, amiga mía, aprende a valorar el tiempo y el trabajo. No busques atajos. Haz las paces con el sacrificio y construye una base firme.

Mientras muchos quieren el “todo ahora”, el verdadero sabio aprende a ser fiel en lo poco. Y es por eso que Dios lo pone sobre lo mucho.

Al fin y al cabo, quien construye sobre una base sólida, nunca se derrumba.

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Colaborador

Obispo Renato Cardoso