TRANQUILO, UN SOLO ANGELITO LO RESUELVE
¿Ya sintió que Dios lo abandonó? ¿Ya se preguntó: «Dios mío, ¿dónde estás? ¿Por qué no me respondes, no me ayudas?». ¿Ya pasó por esa sensación de abandono, de desamparo, de estar solo? La verdad es que usted no está solo. Lo que le sucede es una vieja estrategia del mal que está diseñada exactamente para que piense que Dios lo abandonó.
En el mensaje anterior, vimos que una de las armas que el rey Senaquerib usó fue: «Mirad que no os engañe Ezequías diciendo: el Señor nos librará», Isaías 36:18. Es decir, Senaquerib quiso que el pueblo pensara que Dios estaba disgustado con ellos y que lo estaba usando exactamente para enseñarles una lección. Esta es la estrategia del diablo. Nosotros sabemos, al leer el Texto, que, en realidad, Dios nunca abandonó a Ezequías ni al pueblo. Al final, Dios los libró. Y ese es un patrón que se repite en las Escrituras. Abraham, por ejemplo, también pensó que, en un determinado momento, Dios lo había abandonado. Abraham Le reclamó a Dios el hijo que le había prometido. Pero Dios nunca lo había abandonado.
Esta es una estrategia antigua de satanás: hacer que usted piense que Dios lo abandonó. Pero nosotros vemos en todas estas historias que Dios nunca abandonó a los que siguen confiando en Él. Y, al final, Él los libró. Hay momentos en los que nos sentimos como si Dios nos hubiera abandonado y es en ese momento que muchos pierden la fe y dicen: «No me sirvió de nada creer. No me sirvió de nada orar, ayunar. Dios me abandonó. Ahora viviré como si Dios no existiera, porque no me respondió». Y no sabían que todo era un plan de Dios. Porque Él trabaja de esta forma, para que confiemos en Él completamente (aun sin ver, saber, sentir, escuchar). Él tiene el control y sabe lo que está haciendo.
Usted que se siente abandonado, sin respuestas, sin fuerzas, pensando que los Cielos se cerraron para usted, sepa que todo eso es un sentimiento, el cual no concuerda con la Palabra. Si usted ha vivido su fe, ha buscado vivir para Dios y parece que Él lo abandonó, no se entregue al «parece». Permanezca firme en la Palabra de Dios, porque ella no pasa. Levántese y anímese. Despierte y no mire hacia la situación. Si Dios está con nosotros, ¿quién contra nosotros? Permanezcamos firmes, porque estamos en el abrigo del Altísimo. Esa debe ser su fe.
Senaquerib descubrió la verdad. Cuando menos lo esperaba, el ejército en el que tanto confiaba amaneció muerto. Un solo ángel. Dios llamó solo a un angelito y le dijo: «Resuélveme esto». Y fue suficiente para que Senaquerib volviera a Asiria y aprendiera a no provocar al Dios de Israel. Entonces, ¡alégrese! Dios no lo desamparó. Él está con usted. Permanezca firme, ignore sus sentimientos ¡y sigamos adelante!
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