TODOS QUIEREN UN DIOS A SU MANERA (Y LA VENTANILLA DEL MOSTRADOR)
Nunca me olvido de una conversación que tuve con un joven en un mercado de Londres. Estábamos haciendo el trabajo de la iglesia en el mercado, conversando con las personas en la calle, ofreciéndoles una oración y, de repente, este joven apareció, empezó a conversar conmigo y claramente, no quería una oración ni ayuda, sino discutir sobre religión. Quería convencerme de que su religión estaba en lo correcto y que la mía estaba equivocada.
Obviamente, no entré en esa discusión, sino que le pregunté: «Dejando la religión de lado, ¿qué crees que sucede después de la muerte?», me respondió: «En nuestra religión, creemos en el Cielo. Creemos que, si hacemos buenas obras vamos al Cielo». Le pregunté: «¿Cuántas obras buenas?», y me dijo: «Mi religión enseña que, si mis buenas obras son más que mis malas obras, si la balanza pesa más del lado de las buenas obras, vamos al Cielo». Seguí preguntándole: «¿En dónde está esa balanza? ¿Cómo sabes exactamente el peso de tus buenas y malas obras?».
Es interesante conversar con personas religiosas, porque, generalmente, no piensan sobre sus creencias. Es lo contrario de la fe inteligente que es la que Dios enseña, es una fe que piensa. La creencia religiosa es muy superficial. El joven me dijo: «Si yo tengo el 51 % de buenas obras y el 49 % de malas obras, voy al Cielo», pero esa conversación me marcó porque ilustra una tendencia que las personas tienen de creer en Dios a su propia manera. Ellas imaginan un dios de su mente. Es lo contrario de lo que la Biblia dice sobre Dios que nos creó a Su imagen y semejanza. Sin embargo, hay personas que crean un dios a imagen y semejanza de ellas. Para no cambiar, ellas necesitan un dios que apruebe lo que hacen.
El Señor Jesús, una vez debatiendo con religiosos dijo: «… Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios», Mateo 22:29. Las personas se equivocan en sus actitudes, porque no conocen las palabras de Dios registradas para que entendamos cuáles son Sus pensamientos, Sus «reglas» para incluso, el después de la muerte. Es decir, no es un «Jesús» que usted imaginó en su denominación. Entendemos que, por las palabras del propio Señor Jesús, que solo hay una forma correcta de creer en Dios, que es como dice la Escritura.
Si usted quiere vivir en un país, debe cumplir con los requisitos de ese país. El que determina las reglas no es la persona, sino la nación que va a recibirlo. Si no cumple con los requisitos, deberá irse. Así es como funciona, y usted entiende eso. Puede lamentarse, pero sabe que es así. ¿Por qué sería diferente en el Cielo? ¿Usted cree que Dios va a dejar que las personas entren en el Cielo a su moda? ¿Según sus reglas? En ese caso, no sería Cielo, sino infierno, un desorden tremendo. Preste atención, no se engañe. Le estoy alertando por genuina compasión por su alma. Si no cree en Dios conforme a las Escrituras, se va a tropezar y no va a llegar adonde quiere. Pero usted está recibiendo este aviso. Vea el video y piense respecto a este mensaje.
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