thumb do blog Renato Cardoso
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TIEMPOS DIFÍCILES, HOMBRES FUERTES. TIEMPOS FÁCILES, HOMBRES DÉBILES

Así fue en el pasado y hoy continúa siendo igual: Los tiempos difíciles forman hombres fuertes, pero la próxima generación, que disfruta de las facilidades, se vuelve débil y se aleja de Dios, trayendo nuevamente tiempos difíciles para sí

«Tiempos difíciles crean hombres fuertes; tiempos fáciles crean hombres débiles». Esta verdad atraviesa la historia de la humanidad y está registrada en las Escrituras. En Jueces 2, después de la muerte de Josué, surgió una generación que no conocía al Señor ni Sus obras. Resultado: Israel se corrompió y volvió a servir a otros dioses. Así comenzó el ciclo: las dificultades forjan fuerza; las facilidades generan debilidad.

El ciclo de la humanidad

Una generación lucha, conquista y se fortalece. La siguiente disfruta de las victorias, pero se relaja, se debilita y pierde lo que fue conquistado. Entonces, surgen nuevos tiempos difíciles y el proceso recomienza. Así ocurrió con Israel, con Roma, con la Europa de la posguerra y con el Japón devastado por las bombas atómicas. Cada generación que enfrentó dolor y escasez levantó naciones fuertes. Y las generaciones siguientes, en tiempos de paz y comodidad, muchas veces se corrompieron o se acomodaron.

Hoy vemos el reflejo de ese ciclo: una generación frágil, que evita el dolor, el sacrificio y la responsabilidad. La llamada «generación mimimi» nació en medio de facilidades y perdió la noción del valor del esfuerzo. Pero la historia muestra que la fuerza nace de la lucha.

La lección espiritual

El mayor peligro para la fe es el conformismo. Muchos usan la gracia como excusa para no luchar, pero olvidan que incluso Pablo, el apóstol que más habló de la gracia, enfrentó naufragios, prisiones, persecuciones y hambre. La gracia no nos exime de la batalla; nos da fuerzas para vencerla.

Jesús no murió para formar una generación débil, sino un pueblo fuerte, capaz de luchar y vencer. El Apocalipsis es claro: solo los vencedores heredarán el Reino de Dios.

Frente a las dificultades, no huyas. Usa la fe que es la llave para acceder a la gracia y superar cualquier obstáculo. «Sin fe es imposible agradar a Dios» (Hebreos 11:6).

Por lo tanto, no aceptes la mentalidad débil. Enfrenta los desafíos, porque cada lucha es una oportunidad para volverte más fuerte y estar preparado para vencer.

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Colaborador

Obispo Renato Cardoso