Si usted no pone una piedra sobre su pasado, automáticamente, pondrá una piedra sobre su presente y su futuro. Esta expresión, «poner una piedra sobre el pasado», proviene de la práctica de poner una piedra sobre el sepulcro de una persona que es sepultada. Cuando sepultamos a alguien, lo ponemos en un cajón, luego descendemos el cajón a una cueva cubierta de tierra, y, por último, colocamos una piedra sobre la sepultura, que dice: «Aquí yace Fulano». Entonces, esa piedra marca el fin de aquella vida.

La expresión «poner una piedra sobre eso» significa «dejar que eso muera». Mientras las personas no permiten que su pasado muera, se lamentan, reviviendo y alimentando resentimientos contra quienes las lastimaron. De esta manera, están poniendo una piedra sobre su presente y su futuro.

«Nunca digas: ¿Cuál es la causa de que los tiempos pasados fueron mejores que estos? Porque nunca de esto preguntarás con sabiduría.» Eclesiastés 7:10

Incluso, no debemos tener nostalgia de los días pasados que fueron buenos y decir: «¡Qué bueno fue! Los buenos viejos tiempos». Eso no proviene de la sabiduría, porque no volverán, aquellos tiempos ya se fueron. El pasado sirve de referencia, de aprendizaje. No debemos mirar hacia este, parados en el tiempo a causa de lo que sucedió.

He escuchado a muchas personas decir que perdonaron, pero, en realidad, no lo hicieron, porque aún hablan con sentimientos malos, intentando disminuir la imagen de quien le hizo mal, hablando con aire de injusticia. ¿Usted hablará sobre un muerto?

Muchas personas no logran superar el pasado, por eso, sus vidas no avanzan, porque la piedra no está sobre el pasado, sino sobre el presente. Usted no logrará avanzar, porque la piedra está sobre su camino, es necesario que ponga esa piedra detrás de usted. Es una decisión que debe tomar, la de entregar lo pasado: «Dios, te entrego lo que Fulano hizo a Ti». Él nos enseña a orar por los que nos persiguen y nos odian.

La piedra está en su camino, y usted termina puliendo esa piedra, diciéndole a todo el mundo: «Miren la piedra». No vale la pena agarrar esa piedra, póngala sobre su pasado, entréguesela a Dios y mire hacia delante.

Usted tiene un futuro que aún no fue escrito y puede hacer de este lo que quiera; puede hacer de este una continuación de su pasado o algo diferente. La decisión está en sus manos.

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