Tú, joven o adulto, menor o mayor de edad, tienes la obligación, delante de Dios, de considerar a tus padres, dándoles la debida honra. Aunque ellos no sean las mejores personas del mundo o no cumplan bien sus papeles hacia ti. A fin de cuentas, no se trata de que tus padres merezcan o no tu respeto, es una cuestión de obediencia a la Palabra de Dios, que deja bien claro que, como hijo, le debes reverencia a la autoridad de tus progenitores o de las personas que te criaron.

Aunque Jesús era “mayor” que sus padres, ¡Él cumplía Su papel de sujetarse a ellos! Este fue el ejemplo que Él nos dejó, por eso, nos esforzaremos para seguirlo. Mira cómo hacerlo en la práctica al ver el video de arriba (6 minutos).

Recuerden que honrar y obedecer al padre o a la madre NO incluye hacer algo incorrecto o injusto que ellos quieran que hagas, sino tratarlos con dignidad, darles motivos para que ellos se alegren de ti y tratar de comprenderlos.

“Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra.” Efesios 6:1-3