Si quiere vencer en la vida, debe aprender una regla: hacer lo que no quiere. Sí, es algo que nos afrenta, que nos incomoda, que nos genera malestar, pero es una regla, no sirve discutir con esta. Cuanto antes haga las paces con esa regla, más rápido cambiará su vida.

Hay muchas personas paradas en el tiempo, en los pensamientos, porque piensan: «No logro lo que quiero. No consigo el dinero que necesito para empezar mi negocio. No logro que mi cónyuge cambie. Me gustaría tanto perder peso. Me gustaría perdonar a alguien, pero no logro olvidar lo que sucedió. Me gustaría abordar a una persona para empezar una relación, pero me da vergüenza». En realidad, ¿qué deberían estar haciendo las personas? Deberían pensar: «Haré lo que no quiero, pero puedo hacer».

Hay muchas cosas que puede hacer. Si supera las ganas de quedarse en la zona de confort, podrá avanzar. Por ejemplo, no quiere empezar un negocio sin dinero, pero puede. ¿Cuántas personas empezaron un negocio sin dinero? En realidad, no quiere, porque prefiere tener el dinero antes. Sin embargo, ¡puede empezar sin dinero!

Usted no quiere tratar bien a su cónyuge, porque este le trata mal. Le gustaría que su cónyuge cambiara, empezara a tratarlo bien para poder tratarlo bien. No obstante, puede tratarlo bien, aunque él lo trate mal. Usted puede ser cordial. ¿Es una lucha? Sí, ¡pero usted puede!

Es en lo que no quiere donde está la respuesta. Hay cosas que las personas evitan o para las que inventan excusas, se enfocan más en lo que no pueden, que en lo que pueden hacer. Todo lo que Dios nos exige es que hagamos lo que podemos hacer. Él no es irracional, no espera algo imposible de nosotros.

Si no lo quiere hacer, se entregó a sus debilidades, a sus pasiones. Usted está viviendo el engaño de que algún día las cosas se volverán más fáciles para cambiar. Nada en su vida se volverá más fácil, al contrario, de esta manera, empeorará más la situación.

En lugar de decir que no puede hacer lo que quiere, haga lo que no quiere, pero puede hacer. Practique esta regla sin preguntarse si siente ganas o no. Hágalo. Gracias a Dios la vida es así, porque, si nos entregáramos a nuestros deseos, seríamos monstruos.

Por eso, haga las paces con esta regla, porque cambiará su vida. No gaste su energía enfocándose en lo que no puede hacer. Vea el video y reflexione sobre el tema.