La Fe enseña que el secreto del éxito — en cualquier área de la vida — está en las actitudes diarias. Y es sobre esto que quiero que pienses ahora: Lo que haces todos los días, ¿te ha acercado o te ha alejado de tus objetivos?

Muchas personas pasan toda su vida soñando. Quieren tener un matrimonio feliz, una buena situación económica, salud, paz en casa, comunión con Dios. Y todo eso está bien — soñar es el primer paso. El problema es que la mayoría se detiene en el «querer». Quieren, pero no hacen lo necesario para conseguirlo. Querer es gratis… pero lograrlo exige acción. Ahora bien, hacer lo necesario es lo que separa a quien lo logra de quien solo se queja.

Tus objetivos

Jesús fue muy claro sobre esto. Dijo:

«Si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame». (Lucas 9:23).

Observa que Él dijo «cada día». Es decir, no es algo que se hace una vez y listo. Es una decisión diaria. Negarse, sacrificar la propia voluntad, actuar con disciplina y constancia — eso es cargar la cruz. No es sufrimiento físico, es sacrificio de la propia voluntad.

Por eso te pregunto nuevamente: Tus actitudes diarias, ¿te están acercando a Dios, a la vida que quieres, al matrimonio que sueñas, a la salud y estabilidad que buscas o estás caminando hacia atrás, alejándote poco a poco y poniendo excusas?

Piensa en esto. Porque la verdad es que todos los días estás yendo en alguna dirección — más cerca o más lejos de tus objetivos. No existe término medio.

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