Cuando el Señor Jesús dijo: «…Yo soy […] la verdad…», Juan 14:6, fue porque Él jamás escondería algo de los hombres y de las mujeres de la fe. Entonces, dejó registrada la historia del ser humano, del pueblo de Israel, de la iglesia; dejó registrado desde Génesis hasta Apocalipsis los defectos y las cualidades de los hombres y de las mujeres, porque quería que aprendiéramos a través de sus historias. Debemos aprender qué hacer y qué no, qué es lo que funciona y que no.

Nosotros no solo tenemos buenos ejemplos, también tenemos malos ejemplos. Hay un dicho popular que dice: «El que no conoce la historia está destinado a repetirla». Muchas personas, en su ignorancia, insisten en hacer cosas que ya se comprobaron que no funcionan. Por ejemplo, ¿cuántos matrimonios tuvieron que destruirse para que entendiera que la traición no funciona? Todos conocen una historia de traición, nunca será diferente. Los errores están para que los veamos en la vida de los demás y aprendamos.

Abraham dijo una mentira, se equivocó, y la Biblia no esconde eso. Sara incitó a su marido a dormir con la empleada. Los pecados y los dolores de David también están registrados, el mayor rey que Israel tuvo. Dios nos lo deja claro, para que, al tomar conocimiento de todo eso, no pensemos: «Conmigo será diferente».

Entonces, sea sabio, aprenda de los errores de los demás. El Texto Sagrado también dice: «Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos…», Hebreos 12:1. Nosotros estamos rodeados de buenos testimonios. En otras palabras, usted puede aprender de esas buenas personas, que son mejores que nosotros. Por eso, evalúe bien los amigos que tiene, porque el que quiere mejorar observa a quienes están mejorando o a quienes ya están mejor.

Él también aconsejó: «… puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de Él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y Se sentó a la diestra del trono de Dios», Hebreos 12:2. Ahí está el secreto para no tropezar: mirar a Jesús, porque Él no Se equivocó.

No mire hacia los costados, porque incluso los hombres y las mujeres que tienen buenos ejemplos tienen defectos. No mire a las personas esperando perfección, mire a Jesús. Este es el secreto. Si hace de Él su ejemplo a seguir, no tropezará. Usted mira a Jesús cuando observa Sus palabras en la Biblia.

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