El ser humano es el único ser que habla, que se comunica con palabras. Ningún otro ser (animal, vegetal o el que fuera) se comunica con palabras. Además de los humanos, solo Dios usa las palabras. Sin embargo, esta es una de las principales características que nos une a Dios. Esta es una clara señal de que procedemos de Él. Dios es la propia Palabra. El diablo también habla, pero solo porque trajo ese poder desde el Cielo. El origen de la palabra es el propio Dios. Y esto tiene grandes implicancias en su vida.

Recordemos un antiguo dicho: «En el país de los ciegos, el tuerto es rey», es decir, cuando alguien no tiene nada, el que tiene, aunque sea una cosa, reinará sobre los demás. Y si cambiáramos el dicho a: «¿En el país de los mudos, el que habla es rey»? Tenemos un poder que ningún otro ser tiene. Es así como entendemos que podemos dominar, a causa de ese poder, al resto de la creación. Además, así lo determinó Dios en el inicio. Él puso al hombre con el dominio sobre la Tierra. Pero las personas no piensan sobre esto y no comprenden la grandeza de este poder. Lo usan para el mal, y no para el bien como deberían.

La Palabra de Dios dice: «El que guarda su boca y su lengua, su alma guarda de angustias» (Proverbios 21:23). Estas palabras nos demuestran que muchas de nuestras angustias provienen de lo que decimos o de lo que elegimos escuchar (porque algunas personas hablan y siembran en nosotros sus «semillas»). Hay personas, por ejemplo, que están acostumbradas a quejarse, a murmurar, a chismear o a ver el lado negativo de las cosas. Las redes sociales se volvieron una especie de basurero de palabras. Allí usted cosecha ansiedad, preocupación, miedo y demás cosas negativas.

Entienda que su boca puede emitir angustia o paz, fuerza o debilidad, miedo o fe. Ese es el poder de nuestras palabras. El sabio habla poco, pero sus palabras tienen peso. Nuestras palabras pueden aumentar nuestros dolores y los de otras personas. No debe decir todo lo que pasa por su mente. Una cosa es pensar y otra cosa es hablar. Una vez que algo sale de su boca, no vuelve más, y cuando escribe algo es aún más serio, porque utiliza su mente, su cuerpo y eso forma parte de usted, quedando registrado. Entonces, use este poder para el bien. Resista ante las personas y los contenidos que le hacen mal. Es como generalmente se dice: «No hables a menos que puedas mejorar el silencio». Vea este mensaje completo en el siguiente video y reflexione sobre el tema.