¡NUNCA MÁS ESPERES NADA DE NADIE!
¿Ya te has dado cuenta de que la frustración viene justamente cuando esperamos de los otros lo que nosotros mismos deberíamos hacer?
Cuando entiendes que solo tú eres responsable por tu vida, todo cambia. Dejas de esperar que alguien venga a rescatarte o que el mundo conspire a tu favor. La verdad es simple: nadie viene a ayudarte, excepto tú mismo y Dios.
Las personas tienen sus propios problemas y rara vez tendrán tiempo o energía para resolver los tuyos. Por eso, cuando encuentres a alguien lo suficientemente generoso como para extenderte la mano, valóralo, porque esa persona es rara.
La responsabilidad espiritual es individual
La Biblia enseña que la salvación es individual. Cada uno rendirá cuenta de sí mismo delante de Dios.
Ese día, no podrás llamar a tu padre, a tu madre, al pastor, a un amigo o a tu cónyuge. Solo el Señor Jesús podrá interceder por ti. Por eso, haz las paces con la verdad de que Él es el único camino, la verdad y la vida.
Lamentablemente, mucha gente se apoya en la fe de un familiar o de un líder espiritual. Esposos que dependen de las oraciones de las esposas, hijos que se apoyan en los padres. Miembros que dependen de los pastores. Pero, delante de Dios, cada uno responderá por sí mismo. Entonces, si vives apoyado en la fe de otra persona, despierta: un día estarás solo delante de Dios y tendrás que responder por lo que hiciste con la fe que recibiste.
Asume el control de tu propia vida
La responsabilidad por el alma es solo el comienzo. Se extiende a todas las áreas de la vida. Hoy vemos un mundo en el que todos buscan un culpable: el gobierno, el banco, la empresa, la familia. Siempre alguien externo. Pero esa postura solo paraliza.
El mundo no se va a adaptar a tus deseos. Al fin y al cabo, son miles de millones de personas con visiones diferentes.
El mundo es injusto porque el ser humano vive bajo sus propias reglas, no bajo las de Dios. Sí, hay injusticias. Sí, muchas cosas podrían ser mejores. Pero culpar a los demás no cambia nada.
Deja de quejarte y sé parte de la solución
Responsabilidad significa dejar de vivir quejándose. Si algo en la empresa necesita mejorar, habla con quien puede resolverlo. ¿No estás feliz en tu trabajo? Busca otro. ¿Hay algo mal?
Propón una solución. Quejarse con quien no puede cambiar nada es alimentar el victimismo.
Nadie puede hacer todo, ni siquiera Dios, no por falta de poder, sino por respeto al libre albedrío. Entonces pregúntate: ¿qué está a mi alcance hoy?
Antes de quejarte del mundo, tiende la cama, ordena tu casa, pon tu vida en orden. El cambio empieza en tu espacio, en tu comportamiento y en tus decisiones.
Cambia primero tu mundo
La verdad es clara: cada uno rendirá cuenta de su propia vida. No puedes cambiar el mundo, pero puedes empezar cambiando tu mundo. ¿El primer paso? Asume la responsabilidad por tu vida.
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