NO SE ENGAÑE NI SE DEJE ENGAÑAR
Las buenas obras no significan buenos frutos, por eso, es importante que esté atento, para que no se engañe ni se deje engañar. Lo que realmente importa son los frutos, lo que la persona lleva en su interior, la obediencia a lo que es bueno, justo y verdadero.
El Señor Jesús, dijo: «Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis», Mateo 7:17-20.
Él se refería a las personas, especialmente a los falsos de la fe que tenían obras, pero no frutos. Hay una diferencia entre las obras y los frutos. Todos los que tienen buenos frutos, operados por Dios, tienen buenos frutos, pero no todos los que tienen buenas obras tienen buenos frutos. Y es importante que usted sepa diferenciarlos, para que no se engañe a sí mismo ni para que se deje engañar por los demás.
Primero hablaremos de nosotros. Muchas personas se consuelan por el hecho de tener buenas obras. Piensan: «Soy una persona generosa, ayudo a los pobres», se consuelan por ese hecho. En el ámbito religioso, la persona también puede consolarse con el hecho de hablar la Palabra de Dios, orar por las personas, ver milagros a lo largo de su trabajo, piensa: «Soy una buena persona, tan solo observa lo que hago». Esto provoca el engaño de creer que las obras externas caracterizan el bienestar interior, no siempre es verdad. En Mateo 7, el Señor Jesús lo dejó muy claro. Por tanto, las buenas obras pueden fingirse.
Usted no puede impedir que la persona, de hecho, haga buenas obras. Esto es consecuencia sobre Quien está en el interior de esa persona, y ella no debe vanagloriarse al respecto. Lo que Dios ve es el fruto que sale del interior de la persona. Por ejemplo, usted no puede usar el dinero para comprar el verdadero perdón de alguien o para darle el perdón a alguien. Cuando la persona fue plantada en el Reino de Dios y su semilla fue generada por el Espíritu de Dios, es natural que produzca esos frutos en su carácter. Así que, es natural para la persona perdonar, no vivir en la mentira, seguir las leyes, no pisar a los demás cuando tiene alguna autoridad, además, sabe ser leal.
Debe mirarse y observar si, realmente, hay en usted el fruto de Dios. Y, al mismo tiempo, tenga cuidado de las personas a su alrededor que hacen muchas obras, hacen el bien solo para tener crédito.
Reflexione al respecto al mirar el video.
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