thumb do blog Renato Cardoso
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NO HABLO CON ESTA PERSONA PORQUE…

¿Hay personas en su familia, entre sus contactos, a los que ya no les dirige la palabra?, ¿a quién no le habla más por algún motivo?, ¿y cuando habla solo lo hace con palabras ásperas, lo mínimo posible? Préstele atención a este versículo: «Y viendo sus hermanos que su padre lo amaba más que a todos sus hermanos, le aborrecían, y no podían hablarle pacíficamente», Génesis 37:4.

Es probable que usted conozca la historia de José, que fue vendido por sus hermanos y que pasó de ser esclavo a ser gobernador de Egipto. Todo comenzó con la preferencia que tenía Jacob por él, entre sus 12 hijos. Un error que vio cometer a su propio padre, porque Isaac prefirió al hermano de Jacob, que era Esaú, pero, lamentablemente, Jacob no aprendió de los errores de su padre. Los hermanos también se equivocaron. Ellos podrían haber buscado un camino mejor, pero prefirieron el odio, la venganza. José tampoco ayudaba, porque no era sabio. ¿Cuántas veces nos equivocamos por decir lo que no deberíamos?

Cada vez que los hermanos intercambiaban palabras con José, lo hacían de manera áspera, agresiva. Podrá imaginarse el clima que se creó entre ellos. Y esta es una de las grandes tragedias, podemos afirmar, que pueden suceder dentro de una familia. Y peor aún: a veces viven bajo el mismo techo en una indiferencia absoluta, que es cruel. Lo que le digo es que quizás esté viviendo esta situación y piense: «Yo no hablo con esta persona. Fulano para mí murió». Preste atención: ¿qué logra con esa actitud? Deténgase a pensar en esta pregunta. No puedo pensar en sacar algún beneficio de eso. Solo puedo pensar en cosas malas que usted tiene acumuladas. Por ejemplo: el orgullo, usted ejercita los malos recuerdos (esforzándose por la razón por la que trata así a la otra persona), el resentimiento, la terquedad y el mal ambiente entre ustedes. Si una persona le pide perdón porque usted la

maltrata, ¿ese pedido tiene algún valor para usted? No hay ningún beneficio en eso. Usted está perdiendo, al igual que la otra persona.

Usted debe utilizar la inteligencia como lo hizo José. Cuando sus hermanos fueron a Egipto a buscar comida, jamás se imaginaron que José era el gobernador. José podría haber usado esa autoridad para vengarse de sus hermanos. Pero ¿qué hizo? Él dijo: «No, hermanos míos, no hay nada entre nosotros. Yo los perdono. Al contrario, veo que el mal que me hicieron Dios lo usó para el bien». Es decir, José logró ver, en la maldad de sus hermanos, la bondad de Dios. Si usted confía en Dios, Él puede incluso usar la maldad para hacer el bien. Pero usted debe librar el perdón. Sea inteligente para superar esto y creer que Dios usará todo para su bien.

Ahora bien, si hay una persona en su casa que no le habla, debe preguntarse: «¿Ya hice todo lo necesario para abrir las puertas para que esta persona quiera hablar conmigo? ¿He tratado a esta persona con respeto, civilizadamente, hice mi parte?». Sin humillarse, ni arrastrarse a los pies de esa persona, sino despejando el camino. Si usted ya hizo eso, no cargue con la culpa del motivo por el cual no le habla. Si usted le debe un pedido de perdón, pídale perdón. Dele todo lo que le debe, ni más ni menos. El resto, deje que Dios lo haga, como lo hizo por José y sus hermanos.

Reflexione sobre este mensaje a través del siguiente video.