thumb do blog Renato Cardoso
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NO EXISTE PROBLEMA HUÉRFANO

El problema no está en las circunstancias, sino en las raíces. El problema es más profundo de lo que mostramos o pensamos

¿Cómo justificar el hecho de que, en medio de varios árboles verdes, exista solo uno seco? Al fin y al cabo, el clima y la tierra son los mismos para todos. Por lo tanto, concluimos que el problema no está afuera, sino en las raíces de ese árbol. Lo mismo sucede con nosotros: personas en circunstancias semejantes tienen resultados diferentes porque las raíces internas cambian los frutos.

Deja de culpar al exterior

Lamentablemente, la cultura incentiva el victimismo: “si las circunstancias cambian, yo cambio”. No es verdad. El mundo no va a ajustarse a ti. Por eso, para prosperar, mira hacia adentro, no hacia afuera.

Los traumas de la infancia existen, pero a lo largo de la vida tú también hiciste elecciones. Mientras culpes solo al pasado, ignoras decisiones, creencias y hábitos que alimentan los problemas actuales. La sinceridad es la pala que cava hasta la raíz.

Por los frutos, conoce la raíz

“… por el fruto se conoce el árbol”. (Mateo 12:33)

¿Quieres saber qué hay en ti? Entonces observa los frutos visibles de tu vida. Los buenos frutos indican salud; los malos revelan algo erróneo en las raíces: orgullo, inferioridad, inseguridad, vicios, explosiones de temperamento o negatividad.

Checklist rápido

  • ¿Qué buenos frutos debes mantener?
  • ¿Qué malos frutos necesitas enfrentar?
  • ¿Qué creencia o decisión sostiene cada fruto malo?

Aun con una buena crianza, nadie es perfecto. Las raíces malas pueden manifestarse como pensamientos de incapacidad (“esto es demasiado para mí”). Esos pensamientos te paralizan antes de intentarlo.

Cómo tratar la raíz

  • Identifica el fruto malo (mentira, vicio, impulsividad, negatividad).
  • Sigue la rama: ¿qué comportamiento lo genera?
  • Cava hasta la raíz con sinceridad — ¿qué creencia o decisión lo originó?
  • Busca a Dios: pídele luz para entender y fuerza para cambiar.
  • Sustituye la raíz: arrepiéntete, cambia la creencia y adopta nuevas prácticas (verdad, disciplina, dominio propio, fe).

No hay problema huérfano: todo fruto tiene una raíz. En lugar de esperar que el mundo cambie, trata la causa dentro de ti. Con sinceridad y fe, Dios muestra la raíz y la solución — y los frutos cambian.

Mira el mensaje en este video y comprende este tema en detalle.

Participa con nosotros, hasta fin de año, en esta serie de charlas de la Terapia del Amor sobre las raíces, y descubre cómo resolver tus problemas de una vez por todas.

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Colaborador

Obispo Renato Cardoso