thumb do blog Renato Cardoso
thumb do blog Renato Cardoso

No es mi culpa

Cuando estamos insatisfechos con nuestras vidas, normalmente nuestra primera reacción es buscar una razón externa para eso.

“No consigo novio.” Razón: “Ya no hay hombres decentes por ahí.”

“No tengo dinero y no sé cómo voy a salir de esta situación.” Razón: “La competencia en mi área de trabajo es cada vez mayor. No se puede competir.”

“Todo me sale mal, como siempre.” Razón: “Si mi padre hubiera tenido un poco más de tiempo para mí cuando era más joven, no hubiera cometido tantos errores en mi vida.”

Observe que todas estas razones nos eximen de culpa y nos dejan sin saber qué hacer. Además, también tienen un efecto analgésico: si el problema está en otra persona y no en nosotros, entonces automáticamente nos sentimos mejor. “El problema no soy yo.”

El tema es que, en realidad, el problema es usted.

Aunque no existan más hombres decentes solteros (como si usted supiera la cantidad exacta de ellos); aunque la competencia esté implacable; aunque su padre haya sido un crápula, nada de eso resolverá su problema.

Lo que lo ayudará es mirarse a sí mismo y su situación y preguntarse: “¿Qué puedo hacer al respecto?”

Enfóquese en esa pregunta y comience a generar ideas.

Siempre que venga el pensamiento de pena de sí mismo o de buscar razones externas para su problema, vuelva a enfocarse en aquella pregunta.

No se sorprenda si usted se convierte en una persona menos quejumbrosa, más practica y exitosa.