¿Qué haría si un día lo sorprende la noticia de que alguien murió por su culpa, que alguien dice que el culpable de su muerte es usted? Intentaría saber quién es esa persona y por qué dijo eso, estaría confundido, buscaría una respuesta y se preguntaría: «¿Qué hice para que esta persona muriera?», pero no diríamos: «Problema de ella».

Sepa que el Hijo de Dios murió por usted. Dios envió a Su Hijo para que muriera por usted en esta Tierra y nosotros somos los culpables de Su muerte. La muerte del Señor Jesús no fue ni por Su propia culpa ni por la de Su Padre. Ahora le pregunto: ¿Qué hizo usted para, al menos, saber quién es el Hijo de Dios y por qué murió?

Está escrito en la Palabra de Dios: «Porque no envió Dios a Su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en Él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios» (Juan 3:17-18). De todas maneras, esto no significa que el mundo entero será salvo, lo que la Palabra dice es que solo los que crean serán salvos.

Por lo tanto, como mínimo, debería intentar entender qué fue lo que sucedió. La llegada del Señor Jesús a este mundo fue real. Él resucitó realmente. Son hechos irrefutables (bíblicos y no bíblicos). Luego de la crucifixión, Él apareció ante más de 500 personas (1 Corintios 15:6), que fueron testigos del hecho y que estaban tan seguros de Lo que vieron que se dispusieron a morir por eso.

Jesús existió, anduvo por la Tierra, murió en la cruz, resucitó al tercer día, nos dejó Su Palabra, Sus enseñanzas y la oportunidad de la Salvación de nuestras fallas, errores y

pecados (que ya nos condenan). Todos los errores pasan por correcciones y cuanto más grave es el error mayor es la corrección. ¿Cuál será nuestra corrección si nos pasamos la vida pecando? Seremos juzgados por el Justo Juicio. «Creer en Él» es hacer lo que Él ordena. ¿Usted hace lo que Él ordena? La decisión es suya.

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