thumb do blog Renato Cardoso
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¡Mírame a mí por favor!

Todo el mundo quiere atención. Las grandes empresas gastan millones para tener 30 segundos de su atención cuando usted mira la televisión. El perrito corre en dirección al dueño cuando lo escucha llegar a casa. El marido quiere que la esposa reconozca su trabajo y logros. El teléfono suena porque alguien quiere alquilar su oído por algunos minutos. Incluso yo quiero que lea este post hasta el fin.

Todo el mundo quiere atención

El problema es que no hay suficiente atención para todo el mundo. Seamos honestos. Probablemente usted ha cargado un peso en la conciencia porque sabe que no le está dando la atención que le gustaría a esta o aquella persona. Vive prometiéndose a sí mismo que va a llamarla, visitarla, van a salir juntos para almorzar y ponerse al día en la charla. Pero ya pasaron meses y nada. La atención es escasa.

Hay quien entiende eso. A final de cuentas, tenemos apenas 24 horas al día.

Sin embargo, existe quien quisiera matar o morir por no recibir la atención que desea. Esas personas infelizmente son las que sufren más.

La persona carente de atención presenta uno o más de estos comportamientos o características:

Habla demasiado o no habla nada (desequilibrio)
Dramatiza
Se enoja
Se ofende con alguien, no le habla por días
Vive muy preocupada con fechas especiales que celebra para ella misma (cumpleaños, día del padre/madre, etc.)
Se hace la víctima (Hicieron eso conmigo…)
Se martiriza (Mire como sufro…)
Duele convivir con ella (nadie la aguanta)
Es difícil de entender (ni Einstein lograría descifrarla)
Vive lamentándose (negatividad)
Elige alguien para succionarle las energías (como no tiene muchos amigos, cuando agarra a alguno le saca todo el tiempo)
Habla mal de los otros, pues todos están equivocados menos ella.

Esta persona probablemente no logró leer todo esto sin enojarse conmigo. Pero mi objetivo no es provocar y sí invitar a la reflexión. Si sufre por la carencia de atención porque las personas no le reconocen ni aprecian lo suficiente, usted tiene dos opciones:

Agarrar un palo y pegarles a todas esas personas hasta que le prometan multiplicar la atención que le dan (y repetir la dosis si alguien tiene una recaída).

Ajustar sus expectativas y no vivir en la dependencia de la atención de los otros.

¿Quiere un consejo? Opte por la segunda. Por lo menos usted no irá a parar a la cárcel (podrá no gustarle el tipo de atención que le darán allá).

Comience a gustar de usted mismo. Enfóquese en sus cualidades. Sea más comprensivo con las personas. Reclame menos. Vuélvase una persona que los otros echarían de menos si no estuviera cerca.

Lo paradójico es que cuanta más atención les reclama a las personas, menos ellas quieren fijarse en usted. La mejor atención es la que es dada, no la que es reclamada.

 

¿Usted sufre por la falta de atención? ¿Convive con alguien así? ¿Qué puede hacer usted para ayudarse o ayudar a una persona así? ¿Usted era así y logró cambiar? ¿Cómo? Deje su comentario abajo.