thumb do blog Renato Cardoso
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MIRA DÓNDE JESÚS SE COLOCÓ POR TI

Escucha el mensaje completo en el video

Poca gente percibe un detalle decisivo en el episodio de Getsemaní, cuando Judas traicionó a Jesús con un beso. En el Evangelio de Juan 18, vemos a Jesús junto a los once discípulos mientras Judas regresa con una tropa armada. El texto dice:

“Entonces Judas, tomando la cohorte romana, y a varios alguaciles de los principales sacerdotes y de los fariseos, fue allá con linternas, antorchas y armas”. (Juan 18:3)

Judas conocía a Jesús, sabía que Él no era violento, pero aun así llevó a un batallón entero para arrestarlo.

“Soy Yo”: la declaración que derribó a los soldados

Jesús sabía todo lo que estaba a punto de suceder. Dio un paso al frente, se colocó entre los discípulos y los soldados, y preguntó: “¿A quién buscáis?” Cuando respondieron “A Jesús de Nazaret”, Él dijo: “Soy Yo”. La fuerza de esa declaración fue tan grande que los soldados retrocedieron y cayeron al suelo.

La expresión “Soy Yo” remite al “Yo Soy” que se reveló a Moisés en el Sinaí. Allí, Jesús dejó claro quién es Él: el propio Dios encarnado. Y esa palabra bastó para mostrar que solo sería arrestado porque decidió entregarse.

Jesús protege a los discípulos

Después de que los soldados cayeron y se levantaron, Jesús insistió:

“…Os he dicho que Yo Soy; por tanto, si Me buscáis a Mí, dejad ir a estos…”. (Juan 18:4–9)

Aquí está el detalle: Jesús no solo se entregó, sino que intercedió por los discípulos, exigiendo que nadie los tocara. Tomó para Sí toda la responsabilidad, toda la culpa, todo el riesgo. Incluso cuando Pedro cortó la oreja del soldado, ningún discípulo fue arrestado.

Jesús fue sustituto, escudo, defensor. Atrajo el mal hacia Sí para proteger a los Suyos.

Jesús sigue colocándose entre tú y el mal

Esta escena en Getsemaní es simbólica de lo que Jesús hace diariamente por quienes son de Él. Él se coloca entre tú y el mal, entre tú y los “Judas”, entre tú y las fuerzas de las tinieblas. Repite el mismo gesto: “El problema es conmigo. A estos que están detrás de Mí, déjenlos ir”.

Por eso, resulta extraño ver a personas que, por ignorancia o comodidad, ponen a terceros entre ellas y Dios. Buscan pastores, gurúes, imágenes, amuletos (…), como si necesitaran intermediarios.

¿Por qué buscar intermediarios si el propio Dios se pone delante de ti?

Si Jesús enfrenta el mal por ti, ¿por qué poner entre tú y Dios un objeto que se rompe, se oxida o se deshace bajo la lluvia? ¿Por qué darles a las criaturas el lugar que le pertenece solo al Creador?

Jesús dijo:

“Yo soy el Camino, y la Verdad, y la Vida; nadie viene al Padre sino por Mí”. (Juan 14:6)

Por lo tanto, no hay otro mediador. No es pastor, obispo, iglesia, santo, piedra, metal, cristal, color de ropa ni ninguna invención humana. Es Jesús: solamente Jesús.

Mira el mensaje y entiende por qué no necesitas tercerizar lo que solo tú puedes hacer delante de Dios.

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Colaborador

Obispo Renato Cardoso