ME ENTREGO DEMASIADO Y SUFRO, ¿EN QUÉ ME ESTOY EQUIVOCANDO?
¿Cansado de ENTREGARTE DEMASIADO, de hacer lo mejor y no ser correspondido nunca? Si te frustras con frecuencia y no logras cambiar, ¡este video es para ti!
Tal vez te hayas preguntado una vez más: “¿Por qué me entregué demasiado? ¿Por qué creí, me di, hice lo mejor que pude… y no fui correspondido?” Si esta pregunta ha sido constante, presta atención, porque aquí está la respuesta.
Cuando el corazón toma la delantera…
Sé que no eres ingenuo. Cierras la puerta de tu casa, cierras el auto incluso dentro de tu propio garaje, no andas por ahí haciendo clic en enlaces sospechosos, notas cuando alguien intenta empujarte algo solo para cumplir una meta. Pero cuando el tema es una relación, el amor, parece que todo lo que sabes queda guardado en una cajita inaccesible. El corazón toma la delantera, te entregas, te olvidas del pasado… y te lastimas otra vez.
Esto ocurre debido a una raíz dentro de ti: la raíz de la carencia. Es esa necesidad profunda de ser amado, de ser importante en la vida de alguien. Todo el mundo necesita amor, pero algunas personas nunca resolvieron eso de forma saludable y acaban convirtiéndose en rehenes del amor de los demás.
Dos amores fundamentales:
Antes de recibir el amor de alguien, necesitas conocer dos amores fundamentales:
el amor de Dios — que es el modelo perfecto — y el amor propio saludable, que no tiene nada que ver con arrogancia o vanidad. Sin estas dos referencias, cualquier migaja de afecto parece suficiente. Y no lo es.
Cuando esa raíz de carencia está viva, entras en un ciclo sin fin: te entregas demasiado, te decepcionan, te sientes rechazado, te cierras… o buscas otro amor para intentar encontrar lo que no encontraste en los anteriores. Pero el vacío no está en las personas. El vacío está dentro de ti y solo Dios puede llenarlo.
Mucha gente es amada por su cónyuge, tiene un matrimonio sólido, y aun así vive infeliz porque siente la falta de algo que no sabe explicar. A veces incluso destruye lo que tiene buscando afuera lo que solo Dios puede poner dentro.
Por eso he insistido tanto: necesitas tratar tus raíces. Raíces malas producen frutos malos, incluso cuando no quieres. Y la única manera de cambiar los frutos es cortar la raíz.
Eso es lo que estamos haciendo en la Terapia del Amor.
Si quieres resolver esto definitivamente, te dejo la invitación:
Este jueves, a las 20 h, ven a participar en la Terapia del Amor.
En el Templo de Salomón, en Celso Garcia 605, Brás — São Paulo. Si estás en otra ciudad, accede al sitio de la Terapia del Amor para encontrar la dirección más cercana.
Por último, mira el mensaje completo en el video y, si te ayudó, compártelo con otras personas.
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