thumb do blog Renato Cardoso
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¡MANTÉNGASE LEJOS DE ELLOS!

No sirve de nada ponerle un buen rótulo a un mal producto. Manténgase lejos de las personas que no le suman nada a su vida

Dios siempre nos alertó con respecto al peligro de las malas amistades.

«Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el Reino de Cristo y de Dios.» Efesios 5:5

No me atendré a cada ítem de esta lista que el apóstol Pablo está describiendo, pero observe el punto de los «avaros» (los que están obsesionados por el dinero y las cosas materiales), él los está igualando a los idólatras. Tanto en la avaricia como en la idolatría, la persona está haciendo del dinero su dios.

Entonces, aquí está diciendo que esas personas fueron excluidas del Reino de Dios, porque se entregaron a sus voluntades, a los otros dioses (al dios del placer, al dios del dinero), y tomaron su decisión en esta vida con respecto a la eternidad. Dios no obligará a esas personas a pasar la eternidad con alguien a quien ellas rechazaron en vida, es decir, con Él. Eso es lo justo. Estas personas no obtendrán la herencia por decisión propia.

«Nadie os engañe con palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia.» Efesios 5:6

El engaño viene de palabras, por eso, tenga cuidado con lo que escucha, tenga cuidado con los argumentos que alimenta dentro de su cabeza. Las palabras bien articuladas pueden engañar, incluso a los escogidos por Dios. ¿Cómo tentó el diablo al Señor Jesús? En un determinado momento, con la propia Biblia. En la segunda tentación, satanás evolucionó, diciendo: «… Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está…», haciendo referencia al salmo 91. En otras palabras, satanás usó la Biblia para tentar al Señor Jesús. Actualmente, muchas personas no son conscientes de que el mal puede hacer eso. El diablo no tentará a los correctos con la «biblia de satanás», sino con la Sagrada Biblia, con las palabras del propio Dios.

Entonces, hay argumentos bien elaborados, cuya intención es engañar. Es importante que tenga cuidado con las palabras que escucha. A veces un argumento parece muy convincente, algo que incluso publicaría en sus redes sociales, pero su origen es dudoso. Por eso, no importa si es el diablo quien le habla de la Biblia, no lo escuche. ¿Entendió? Porque, si el diablo le está hablando de la Biblia, puede estar seguro de que eligió algún fragmento fuera de contexto para engañarlo. Observe a quien le está hablando, ¿esa persona no vive lo que predica?, ¿esa persona está usando la Biblia para darle una indirecta? Tenga mucho cuidado.

«… porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia.» Efesios 5:6

Hay cosas que provocan la ira de Dios.

Y aquí viene el consejo final:

«No seáis, pues, partícipes con ellos.» Efesios 5:7

Es decir, usted no debe andar con personas cuyas vidas consisten en provocar a Dios por medio de comportamientos, actitudes, palabras y creencias.

El Señor Jesús anduvo en este mundo y no Se mezcló con la práctica de las personas a Su alrededor, al contrario, ganó muchas almas.

Usted debe tener cuidado con las personas a las que llama «compañeros», con las que lleva a su casa, con las que habla por celular, con las que sigue en las redes sociales y con las que se identifica.

Por asociación, puede terminar igual que ellas.

Tal vez no piense en traicionar a su marido o a su esposa, por ejemplo, pero anda con personas que hacen eso y lo incentivan a hacerlo. Si ese tipo de vida no es lo que quiere, quizás esa clase de personas no sirva para usted. Seleccione bien.

«Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado…» Salmos 1:1

Hay personas con las que no debe mantener una amistad y punto final.

Si quiere obedecer la Palabra, está bien. Si quiere seguir sus propias reglas, la vida es suya, pero no se olvide de que enfrentará las consecuencias.

Vea el mensaje completo en el siguiente video.

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Colaborador

Obispo Renato Cardoso