MALDICIÓN HEREDITARIA: CÓMO LIBRARSE DE ELLA
Hoy quiero hablar sobre la maldición hereditaria. Hay una historia poco conocida respecto de la maldición del suicidio en la familia Vargas. En el año 1954, durante una crisis de gobierno y tras querer resistir su caída, Getúlio Vargas se disparó en el pecho y se mató. De esta manera, dejó, no solo a todo Brasil choqueado, sino que también dejó una mancha en su propia familia.
Es de esperar que los hijos, al recibir impactos tan negativos, piensen: «Yo seré diferente. Nunca recorreré ese mismo camino. Mira el sufrimiento que esto le produjo a toda la familia». Sin embargo, cuando se trata de una maldición, parece que la persona está bajo el control de eso. Getúlio dejó un hijo que luego fue el intendente de Porto Alegre (RS) y que casi al final de su vida, a los 79 años, también se suicidó disparándose en el pecho. Repitió la tragedia de su padre. En 2017, el nieto de Getúlio también se suicidó, lo encontraron muerto en su departamento con una bala en la cabeza, tenía 61 años. ¿Usted diría que todo esto es una triste casualidad? ¿Cree que el hijo o el nieto de Getúlio no sufrieron por lo sucedido?
La propia palabra «maldición» representa algo malo que alguien profirió en contra de una vida. En algún momento alguien profirió una palabra de condena, de sentencia, de destrucción con respecto a esa vida. Alguien con autoridad sobre esa persona. «Maldición» tiene origen en el poder de determinar el mal en alguien. Es el poder de la palabra. Esto entonces nos hace comprender que la única manera de anular una maldición es que haya alguien con mayor autoridad de la que tiene la persona que la profirió para poder cancelarla. Es como un juez, que dice: «Esto no prevalecerá nunca más».
De esta manera, la inteligencia aliada a la fe nos indica que el único poder para cancelar una maldición lo tiene Dios. Él quiere liberar a los seres humanos de las maldiciones consecuentes de sus propias desobediencias. ¿Sabía que una de las razones por las que Su
hijo, el Señor Jesús, llegó al mundo para morir en la cruz fue para volverse una maldición en nuestro lugar? Lo hizo para absorber nuestras maldiciones por sobre Él para que fuéramos libres de ellas. No diga que Dios no hace nada. Él entregó a Su propio Hijo. Pero no impondrá Su voluntad por sobre las personas. La condición para que las personas se liberen de las maldiciones es obedecer la Palabra de Dios. Él es la mayor autoridad.
De esta manera, usted debe ceder su vida a la Palabra de Dios, y Él obrará su liberación. Automáticamente la Palabra de Dios anulará las maldiciones proferidas sobre usted y sus antepasados (padres, abuelos). Ahora usted está bajo una nueva autoridad. Nadie puede ir en contra de esto. En esto consiste la verdadera liberación de las maldiciones. ¿Cuál es su elección, la maldición o la bendición? Vea el siguiente video y piense acerca de este mensaje.
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