LULA «GANÓ»: ¿Y AHORA, CRISTIANOS?
Prácticamente, la mitad de la población no esperaba el resultado de las elecciones presidenciales, del 30 de octubre. Y muchos piensan que nosotros, cristianos, estamos tristes.
Es imposible entristecer al cristiano. ¿Por qué? Porque su alegría no viene de este mundo. ¿Esto no es maravilloso? ¿No es maravilloso estar por encima del mundo, de la política, de la izquierda, de la derecha, de las personas y de las noticias? ¿No es maravilloso tener su propia fuente de fuerza y de paz en algo que no es de este mundo? De esta manera, usted no está sujeto a las cosas que suceden a su alrededor. Esto es lo que la Palabra de Dios nos enseña, porque el que está en la fe nunca pierde. El que ya «perdió» toda su vida por el Señor Jesús, no tiene nada más que perder. Nosotros no somos perdedores, sino más que vencedores en Cristo Jesús; y creemos que todas las cosas cooperan para el bien de los que aman a Dios.
Además, ¿usted sabía que Dios incluso usa los malos gobiernos para hacer Su voluntad? En la historia de la humanidad, se puede ver mucho esto. Solo para mencionar algunos casos, en el Antiguo Testamento, Dios usó al Faraón y endureció su corazón, para mostrar Su poder y gloria al sacar al pueblo de la esclavitud de Egipto. Es decir, Él usó a un mal gobernante para glorificar Su nombre a través de Moisés. En la época del Señor Jesús, en el Nuevo Testamento, cuando Israel estaba bajo el Imperio Romano, de César, Dios también usó ese gobierno sangriento y malo. El Señor Jesús eligió exactamente ese periodo de la historia para venir al mundo. Él podría haber venido en la época del rey David o del rey Salomón, en los tiempos dorados de Israel. Sin embargo, cuando vemos la historia de la iglesia, observamos que la iglesia del Señor Jesús se propagó por Israel, Europa y Asia, exactamente a causa del Imperio Romano. Los cristianos se esparcieron por este imperio y la fe también se esparció. Algo que hubiera demorado mucho y hubiera sido muy difícil, si no fuera por el alcance del Imperio Romano. Dios usa los malos gobiernos, los malos gobernantes, para hacer Su voluntad, que es soberana.
Entonces, ¿cómo lidiar con la expectativa de lo que sucederá? Ahora bien, primero, usted debe proteger sus ojos, sus oídos y su boca. Proteja las entradas y las salidas de informaciones. No mire hacia lo que las personas están haciendo allí afuera, no mire hacia los que están celebrando, humillando y diciendo esto o aquello, porque eso solo le producirá angustia. En la Biblia, nosotros encontramos una situación parecida a la actual, cuando el rey Senaquerib envió un mensajero para amenazar al rey Ezequías: «No escuchéis a Ezequías, porque así dice el rey de Asiria: Haced conmigo paz, y salid a mí; y coma cada uno de su viña, y cada uno de su higuera, y beba cada cual las aguas de su pozo, hasta que yo venga y os lleve a una tierra como la vuestra, tierra de grano y de vino, tierra de pan y de viñas», Isaías 36:16-17. ¿Qué hizo Ezequías? Dijo que nadie le respondiera al mensajero de Senaquerib, porque no había que debatir con él. Ezequías agarró esas palabras y las presentó a Dios, en el Templo. Esto es lo que debemos hacer. Dios defendió a Ezequías y Senaquerib volvió avergonzado (y luego fue asesinado por sus hijos).
Por lo tanto, ahora haremos lo que siempre hicimos (solo que multiplicado). Si ya vigilábamos, vigilaremos más. Si orábamos, oraremos más. Si leíamos la Palabra, la leeremos más. Si evangelizábamos, evangelizaremos más (mientras hay tiempo). Pondremos más fuerza en lo que hacíamos. Y, como ciudadanos, tenemos la ventaja de tener representantes conservadores en la Cámara de Diputados y en el Senado. Por eso, usted debe seguir a los gobernantes. Ya nos robaron una vez, ¿nos dormiremos de nuevo? No, nosotros les seguiremos los pasos (incluso con una lupa). Debemos interesarnos más en la política. Busque las informaciones verdaderas y no las narrativas que llegan.
En resumen, mantengamos nuestra fe, mantengamos la alegría que proviene de lo Alto, no debatamos, no lloremos, no peleemos, no escuchemos a los demás, seamos ejemplos de seres humanos y hagamos más para Dios. El Señor está volviendo. Reciba la confianza de que nuestro Dios está por encima de todo eso y no se olvide de que el texto en el que debe meditar los próximos días es Romanos, capítulo 8, desde el versículo 28 hasta el 39. Además, vea el siguiente video.
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