La sabiduría del pobre
La sabiduría del pobre se desprecia y no se presta atención a sus palabras. (Eclesiastés 9:16)
Independientemente de la manera como usted lee este versículo, hay solamente una interpretación para él: No importa cuán ciertas o sabias son sus palabras, si usted es pobre, nadie le dará oídos.
El rey Salomón, el hombre más rico que este mundo ya vio, sabía de qué estaba hablando. Riqueza exige atención. El dinero habla,y las personas oyen.
El Señor Jesús habla sobre esto de otra manera: “Pero la sabiduría se justifica por sus hechos.” (Mateo 11:19) Si su sabiduría es tan buena así, entonces sus conquistas hablarán por si solas. Es por esto que ÉL no era un hombre solamente de palabras, sino de actitudes. Sus palabras pueden ser confiadas, Su sabiduría merece ser oída, porque dieron frutos.
Entonces usted cree que es cristiano. Usted cree que los demás deben darle oídos porque usted conoce “el camino, la verdad y la vida”. Todo bien. Pero lo mejor es comenzar a tener algo que muestre su fe y sabiduría, si no usted será tan respetado cuanto un mendigo que da consejos financieros.
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