Todos saben que la perseverancia es una cualidad necesaria para el éxito, pero practicarla no es tan sencillo. Cuando usted observa las grandes realizaciones en el mundo (inventos, victorias en el deporte, en los negocios, en la medicina y en la ciencia) encontrará a una persona que perseveró en la búsqueda de ese objetivo. Esta perseverancia, generalmente, estuvo marcada por desencuentros, fracasos y barreras, pero superó los obstáculos.

Usted vive en una línea de tiempo: el tiempo pasa (los días, las semanas, los meses y los años). El tiempo pasará, independientemente de lo que usted piense o haga. ¿Por qué no aprovechar este tiempo esforzándose por un objetivo? La perseverancia es una cuestión de inteligencia. Muchas veces la persona desiste después de 5, 10, 15 años de matrimonio. Sigue otro camino, pero necesita lidiar con los hijos, la división de bienes, la soledad o el recomienzo de una vida amorosa, es decir, tendrá que seguir empleando fuerzas. Tal vez, usted tiene un negocio y desiste porque invirtió dinero y perdió o no tuvo el resultado que esperaba. Usted desiste cuando, en realidad, si insistiera más, poniendo en práctica las lecciones aprendidas con el fracaso, tendría más oportunidades de éxito. Perseverar exige casi el mismo esfuerzo que desistir. Usted pasará por luchas, por más que persevere o desista. Si tendrá una oportunidad mejor en algo donde su esfuerzo vale la pena, ¿por qué desistir?

Seguir a Dios y perseverar en la fe es algo difícil, ¿verdad? Jesús dijo: “Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo”, Mateo 24:13 y que: “Con vuestra paciencia ganaréis vuestras almas”, Lucas 21:19. La perseverancia está relacionada con la Salvación y viceversa. Cuando la persona desiste de la fe porque tropezó y desanimó, surge la vergüenza. Sería necesario un esfuerzo para levantarse y seguir en la fe, pero la persona no se esforzó, porque creyó que eso sería demasiado. Por eso, cambió la carga ligera de Jesús por la carga del diablo. Todos estamos sujetos al tiempo y, a causa de él, tenemos que emplear fuerzas. Use su inteligencia: si tendrá que perseverar, ya sea para el bien o para el mal, ¿por qué no elegir lo que vale la pena y que le traerá el resultado que usted desea?