En 1 Timoteo 6:17, Dios advierte sobre el peligro de «la incertidumbre de las riquezas».

«A los ricos en este mundo, enséñales que no sean altaneros ni pongan su esperanza en la incertidumbre de las riquezas, sino en Dios, el cual nos da abundantemente todas las cosas para que las disfrutemos.»

Esto no vale solo para los ricos, que generalmente confían en el dinero acumulado, sino también para quienes son pobres y ven en el dinero una solución a sus problemas.

El dinero no garantiza seguridad

Es común creer que tener mucho dinero trae seguridad absoluta. Sin embargo, las crisis económicas, las pandemias y los cambios políticos demuestran constantemente que la riqueza material puede desaparecer de forma repentina. Un acontecimiento o una decisión inesperada puede hacer que todo lo que usted ha construido se pierda rápidamente.

Vivimos en un mundo dominado por el dinero, al que la Biblia llama «mamón». Muchas personas se sienten atraídas por promesas de dinero fácil y terminan sacrificando cosas valiosas, como la familia, el matrimonio y la salud. Algunos incluso arriesgan su propia vida por una fama pasajera en las redes sociales, cambiando valores eternos por ilusiones temporales.

Ostentación en las redes sociales: una trampa peligrosa

Muchos buscan aprobación a través de la ostentación en las redes sociales, gastando lo que no tienen para mantener apariencias. Historias de personas profundamente endeudadas revelan la realidad detrás de la fachada de lujo y glamour. Todo esto ocurre porque, lamentablemente, muchos creen que su valor personal está directamente relacionado con el saldo en su cuenta bancaria.

Dios no condena la riqueza en sí; al contrario, Él mismo concede bienes para que sean disfrutados. El problema es poner el dinero por encima de todo, dejando de lado los valores espirituales y morales. Muchos abandonan la iglesia y la fe para perseguir riquezas, creyendo que es imposible conciliar el éxito financiero con la obediencia a Dios.

Confíe en Dios, no en el dinero

La Biblia es clara: «… ni pongan su esperanza en la incertidumbre de las riquezas, sino en Dios». Cuando confiamos en Dios, Él promete suplir nuestras necesidades con abundancia, permitiéndonos incluso ayudar a otras personas. Puede ser que Dios no haga millonarios a todos, pero garantiza lo suficiente para vivir bien y compartir con otros.

El Texto bíblico también enseña que debemos ser ricos en buenas obras, generosos y dispuestos a compartir:

«… que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, generosos y prontos a compartir…». (1 Timoteo 6:18).

La bendición financiera dada por Dios no es para un mero placer personal, sino para transformar positivamente el mundo, construyendo una sociedad más justa y solidaria, lejos de la selva en la que solo se valora la ley del más fuerte.

Ponga su esperanza en Dios y encuentre la verdadera seguridad.

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