thumb do blog Renato Cardoso
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LA FE LES HABLA INCLUSO A LAS COSAS INANIMADAS, ¡Y ESTAS OBEDECEN!

El Lunes Santo, el día después de que el Señor Jesús entró a Jerusalén, el Domingo de Ramos, Él pasó esa noche, de domingo a lunes, en la ciudad de Betania, al lado de Jerusalén. Entonces, el Señor Jesús volvió a la ciudad y vio una higuera en el camino. Él tenía hambre y vio hojas en ella, que indicaban que el árbol tenía frutos, sin embargo, no se encontró nada. El Señor Jesús, en realidad, ya sabía que allí no había nada, pero aprovechó la situación para dejarnos una lección preciosísima.

La Palabra cuenta lo siguiente: «Y viendo una higuera cerca del camino, vino a ella, y no halló nada en ella, sino hojas solamente; y le dijo: Nunca jamás nazca de ti fruto. Y luego se secó la higuera», Mateo 21:19. Él le habló a la higuera como si fuera una persona. Por medio de esto, tenemos un aprendizaje sobre la fe. La fe les habla a las cosas inanimadas como si estuvieran vivas, como si tuvieran oídos, mente y alma. Así es como funciona. En otra oportunidad, el Señor Jesús también les habló al viento y al mar. La voz de la fe no conoce límites de distancia, no conoce límites de elementos físicos o espirituales. La fe le habla al cáncer, al dolor de cabeza, a la miseria. La fe es la voz del propio Dios.

Muchas personas creen que la fe solo está relacionada con el poder de hablar con Dios. Sí, la fe también nos da poder para orar. No obstante, hay cosas por las que no necesitamos clamar a Dios. Por ejemplo, cuando Dios le dio poder a Moisés para usar el cayado y hacer milagros. Dios le dijo a Moisés que tocara el mar para abrir el camino, y eso fue lo que sucedió. Es como si usted le enseñara a su hijo a ir al baño, pero, cada vez que tuviera ganas, él le pidiera que lo lleve. Usted le dirá: «Hijo mío, ya sabes. Ve, el baño está abierto». Es decir, hay cosas que los hijos tienen habilidad, poder y autonomía para hacerlas solos, una vez que lo aprenden. De la misma manera Dios actúa con nosotros, pero pocas personas usan el poder como el que fue demostrado con la higuera.

Hay momentos en nuestras vidas en los que debemos hablarles a las cosas inanimadas, debemos hablarle al problema en sí. ¿Cuántos testimonios ya vi de personas que fueron curadas de cáncer y otras enfermedades exactamente de esta manera, diciéndole al cuerpo: «Cáncer, elegiste el cuerpo equivocado. Este cuerpo no te pertenece. Vete de aquí. No te quiero aquí»? Ya vi a personas usando su fe así. Esto puede parecer una locura y no puede entenderse desde el punto de vista humano, pero, desde el punto de vista de la fe, esto es absolutamente normal. Porque, en la jerarquía de la creación de Dios, estamos por debajo de los ángeles. Entonces, todo lo demás se creó por debajo de nuestra jerarquía. Nosotros tenemos autoridad sobre eso, incluso sobre el diablo.

La pregunta para usted este Lunes Santo es: ¿Ha usado el poder de su fe para hablarles a los problemas y a los obstáculos para que las cosas dejen su camino? ¿Ha usado su boca de manera correcta para maldecir el problema, y no para maldecirse a sí mismo? Muchas personas, en el lugar de Jesús, si se acercaran a aquel árbol y no vieran frutos, dirían una mala palabra. Muchas personas han usado su boca para maldecirse, en lugar de maldecir el problema. Use su boca para secar la dificultad, la depresión, la incapacidad, la debilidad; use su voz para secar el problema que lo está rodeando. Dios le da la misma fe que Le dio al Señor Jesús.

Está escrito: «Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho», Marcos 11:23.

Por eso la Iglesia existe. Es una escuela de la fe. Usted debe venir a buscar eso, una fe que moverá montañas.

Vea el video y medite en este mensaje.