La dictadura que usted no percibe
No os conforméis a este mundo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Romanos 12:2
La cultura de hoy trata de dictar normas y reglas de cómo debemos vivir, actuar, criar a nuestros hijos, tratar a nuestros padres, etc. Esta dictadura cultural (sí, dictadura, pues esta impone su voluntad sobre todos, los cuales tienen poco recurso de resistencia) está cada vez más alejada de los patrones recomendados en la Palabra de Dios.
- El matrimonio está en bancarrota. No se case para no ser infeliz o para vivir en una prisión por el resto de la vida.
- Sus padres son anticuados y no saben nada. Tenga rabia de ellos.
- La pornografía es saludable para la relación.
- Lo que las mujeres necesitan es quitarse más la ropa.
- Lo que los hombres necesitan es parecerse más a las mujeres.
- Usted puede vivir sin Dios. Usted es su propio dios.
- La vida es corta. Cometa todos los errores que pueda, lo más rápidamente posible.
Las leyes de la dictadura son muchas y cada vez más absurdas. No funcionan en la práctica, pero nadie ve esto. O quizás lo ve, pero no dice nada. ¿Hablar para qué? ¿Para ser perseguido y ser llamado de enemigo o de otros nombres? Es mejor permanecer callado – es lo que muchos piensan.
Sin embargo, los resultados hablan por sí sólos. Los edictos culturales han resultado en familias destruidas, más divorcios, jóvenes desinteresados, aumento de la violencia, desvalorización de la vida, niños sin padres, etc. Sólo no lo ve, el que no quiere ver.
Pero piense: ¿quién mantiene a un dictador en el poder? Son sus súbditos. Pero cuando estos se rebelan y se niegan a aceptar los decretos del malvado que sólo está interesado en su propio bienestar, la situación cambia.
El mundo no tiene autoridad y tampoco moral para dictar la forma en que usted, cristiano, que cree en Dios, debe vivir su vida. Si los demás quieren sujetarse a esto, que lo hagan. Pero usted tiene que ser diferente, ser la sal, la luz del mundo. Si nosotros que somos la luz nos quedamos igual a las tinieblas, ¿qué esperanza les quedará a ellos? Y más, ¿qué esperanza nos quedará a nosotros?
Los consejos de la Palabra de Dios, a pesar de que tienen miles de años, han producido resultados hasta hoy.
Con base en ellos, con inteligencia, debemos crear nuestra propia cultura y no someternos a la dictadura cultural a nuestro alrededor.
Indígnese. Piense diferente. Sea libre.
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