thumb do blog Renato Cardoso
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FRIALDAD ESPIRITUAL: CÓMO VENCER

El piloto automático puede haber sido la destrucción de su vida espiritual, pero existe una manera de retomar la dirección correcta y vencer

¿Usted ya se sintió o se está sintiendo frío espiritualmente? ¿Le agarró una «gripe espiritual», digamos así?

¿Ya no tiene ganas de leer la Biblia, de orar, de ir a la iglesia, de ayunar, de pensar en las cosas de Dios? Se desmotivó con todo lo que tiene que ver con Él, pero se siente motivado a hacer lo contrario a la fe, a lo que está relacionado con este mundo, con lo carnal y material, como deportes, películas, juegos, series, chismes, celebridades, música, fiestas y todo lo demás. Usted se siente motivado con eso, pero desmotivado con las cosas espirituales.

¿Cómo sucedió eso? Muchas personas no se dan cuenta de que están en «piloto automático». Cuando el piloto del avión llega a una determinada altura, activa el piloto automático, que mantiene al avión en ese modo. Las personas, después de una conquista o cuando están bien, entran en esa frialdad espiritual. Nunca vi a alguien con frialdad espiritual en medio de una tempestad. Cuando los problemas surgen, doblamos las rodillas, vamos a la iglesia, nos despertamos de madrugada, ayunamos, entre otras cosas, pero, cuando estamos en un rellano, en el que el mar está calmo y el cielo está azul, pensamos que todo estará bien y dejamos de hacer lo que hacíamos en la época de la tempestad. Sin querer, sin darnos cuenta, nuestra inmunidad espiritual baja, y la tendencia es acomodarnos espiritualmente.

Cuando usted tiene su inmunidad baja, como sucede en el cuerpo, queda vulnerable a cualquier problema. Una persona lo mira de reojo o dice una tontería y usted, con su inmunidad baja, no lo deja pasar: «No te lo dejaré barato». En otro momento, lo hubiera dejado pasar y hubiera dicho: «Que Dios bendiga a esa persona».

Como está escrito: «Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga», 1 Corintios 10:12.

Todos debemos estar alertas delante de lo que está a nuestro alrededor. Si está frío espiritualmente, ¿qué debe hacer? Hay dos enemigos. Uno se llama culpa, usted se siente culpable por haberse relajado en su vida espiritual: «No oré, Dios debe estar enojado conmigo». Recuerdo a una persona que estaba en ese estado y me dijo: «Cuando pienso en orar, leer la Biblia e ir a la iglesia, surge una voz que me dice: “¿Ahora quieres orar? ¿Ahora que tienes problemas quieres buscar a Dios? Cuando estabas bien, no querías. Dios no te escuchará”». Sumado a eso, los pecados que lo acusan. Entonces, la culpa pesa, crea un bloqueo en la persona.

Cabe recordar que el hijo pródigo enfrentó una batalla para volver a su casa (Lucas 15:11-32): «¿Vuelvo o no vuelvo? Mi padre se enojará conmigo cuando sepa que gasté toda la herencia». Él trabó una batalla interna, pero, finalmente, volvió al padre y dijo: «No tengo derecho de ser llamado tu hijo, acéptame entre tus siervos». Él mismo se disminuyó, sin embargo, el padre no se lo echó en cara, sino que se alegró y corrió hacia él. Su padre dio una fiesta.

Entonces, si usted está frío y sintiéndose culpable, no piense que Dios está pensando mal de usted; el que lo acusa es el diablo. Dios le dice: «Hijo Mío, ahora tú hablaste conmigo».

El segundo enemigo es la falta de voluntad. Usted dice: «No siento ganas de orar y de ir a la iglesia». Nosotros no vivimos por lo que sentimos, vivimos por la fe. Inicialmente, realmente nos sentiremos sin ganas. Tal vez leyó la Biblia y no entendió; siga leyendo. Tal vez fue a la iglesia y no sintió nada; siga yendo. Usted está frío porque, en algún momento, empezó a hacer su propia voluntad.

¿Entendió? Escuche el mensaje completo en el siguiente video y póngalo en práctica.

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Colaborador

Obispo Renato Cardoso