La Palabra de Dios dice que será salvo el que persevere hasta el fin. El apóstol Pablo dijo: «He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe», 2 Timoteo 4:7.

Usted tiene que guardar la fe, porque, si pierde la fe, pierde todo. Usted pierde la vida, pierde la Salvación, pierde la Eternidad.

Entienda eso. Usted debe tener la fe de combatir los momentos de gran aflicción que nos vendrán a todos. Usted no está exento, yo no estoy exento de los problemas, todos tenemos luchas.

Hay momentos en los que parece que está en un día de cielo azul, navegando en el mar y el viento está a su favor, la vela de su barquito lo va impulsando; usted solo sigue con la brisa en el rostro y sus cabellos vuelan, como en aquella escena de Jack y Rose, en la película Titanic. Hasta que el navío choca el glaciar.

Surge la tempestad, sucede todo lo contrario de lo que esperaba. ¿Y ahora? Si se desespera, si se desanima en esa situación, ¿qué fe es esa? ¿Una fe solo para ganar? ¿Una fe solo para disfrutar de las bendiciones? Usted debe tener fe para perder también, ¿lo sabía?

El cristiano debe estar familiarizado con las pérdidas temporales. Los contratiempos temporales, porque en el final sabemos que venceremos. En el final sabemos que lo que está dentro de nosotros é mayor que lo que está del lado de afuera. Pero, si usted se vuelve un cristiano que solo espera la victoria en todo, llegará un momento en el que no creerá en Dios.

Porque Dios no es así, y no es así como la Biblia nos presenta a los hombres y mujeres de fe. Todos ellos pasaron por luchas. ¿Por qué admiramos a los héroes de la fe? Por las luchas que ellos pasaron. Entonces, usted no será un héroe de la fe, usted no será un vencedor si no vence sus luchas.

Si pasa por el valle de la sombra de la muerte, tendrá testimonio después. Pero, si es tragado por ese valle, no tendrá nada que contar.

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