Era octubre de 1993 cuando llegamos a Cape Town, en África del Sur. La misión era comenzar el trabajo desde cero, llevar el Evangelio a un pueblo que gemía hacía ya 50 años bajo el régimen del apartheid – la segregación racial impuesta por el gobierno de minoría blanca.

Pero, ¿cómo íbamos a predicarle a un pueblo  que veía en el blanco a su enemigo?

¿Cómo íbamos  a entrar en los townships (guetos reservados para los negros) a evangelizarlos? Hubo muchos Sambalates  que nos dijeron que estábamos locos y nos mandaron a volver por donde habíamos venido. Y con razón. Después de todo, una vez cuando evangelizábamos en un township, nos robaron el auto de la iglesia y nos dispararon para matarnos (el ladrón me disparó a 5 cm de distancia…sólo el ángel en servicio ese día sabe decir para dónde fue la bala).

Pero no miramos hacia los obstáculos, no oímos las palabras negativas. Fuimos para adelante movidos por la fe y por el deseo de ayudar a aquellas personas. Y allá trabajamos con algunos compañeros, paso a paso, lágrima a lágrima. Hasta que la antigua fábrica que se transformó en nuestra primera iglesia, el último terreno de una calle sin salida, fue llenándose y llenándose hasta no haber más lugar…Y el resto de la historia queda para otro día.

Es una alegría muy grande volver a Cape Town y recordar aquellos días. Estuvimos el 20 de mayo en un evento al aire libre, en el centro de la ciudad, donde treinta mil personas se reunieron bajo el frío y la lluvia para oír la Palabra de Dios.

Vea las fotos del evento aquí…

Todo es posible al que cree. Marcos 9:23

Si usted cree y tiene una sociedad con Dios, entonces vaya adelante. No le consulte a A o a B. Usted tiene todo lo que necesita para vencer.