ESTO VA A PASAR, ¡USTED VENCERÁ! Y SE LO VOY A PROBAR
El pasado no es residencia, sino referencia. Sin embargo, hay momentos en los que hace bien recordar cómo Dios estuvo con usted en cada lucha que parecía imposible… ¡y cómo usted venció! Vea el video hasta el final y renuévese para enfrentar el próximo valle
«Pero recordad los días pasados, cuando después de haber sido iluminados, soportasteis una gran lucha de padecimientos…». Hebreos 10:32
El Espíritu de Dios nos enseña a valorar lo que ya enfrentamos. Ese recuerdo no es nostalgia, es combustible. Al recordar las batallas vencidas, usted fortalece su fe para seguir adelante.
Grandes aflicciones forman parte del camino
Aun iluminados por la fe, pasamos por luchas. Los primeros cristianos enfrentaron grandes aflicciones después de conocer la verdad. ¿Y por qué lo soportaron? Porque Dios los fortaleció. La luz del Evangelio les proporcionó claridad, entendimiento y fe suficientes para resistir.
Lo mismo sucede con usted. Por eso, no espere una vida sin tribulaciones. Al contrario: encare los combates como oportunidades de probar su fe y recordar que ya venció antes — y que vencerá de nuevo.
Usted ya pasó por ese valle — y pasará de nuevo
¿Cuántas veces pensó que no soportaría? ¿Que era el fin? Pero pasó. Sobrevivió. Dios estuvo con usted en el valle de sombra de muerte y lo hizo atravesar de rodillas en oración.
Tal vez hoy sienta que no aguantará, pero, si recuerda los días pasados, verá que antes no fue diferente. Aquella lucha que parecía insoportable también pasó. Y esta también pasará.
Celebre, fortalézcase y siga adelante
Recordar las victorias es celebrar, pero también es una estrategia. Usted ya fue más fuerte de lo que imaginaba, ya superó lo que parecía imposible. Entonces, use eso para alimentar su fe ahora.
El combate actual, por más difícil que parezca, se volverá una historia más de superación en su caminata con Dios. Confíe.
No se entregue al dolor, ponga la fe adelante
En el momento del dolor, la tendencia es aislarse, quejarse o mostrar miedo. No haga eso. En lugar de eso, use su voz para transmitir fe. De esta manera, si su casa está en crisis, sea el canal de esperanza. Si su cónyuge está desanimado, declare que todo saldrá bien. Usted es una herramienta en las manos de Dios. La palabra que hoy lo levanta, mañana puede levantar a alguien que está a su alrededor.
No mire las malas noticias. No les preste atención a las opiniones pesimistas. Mire hacia lo alto. Respire hondo. Dé un paso más y diga con fe: «Saldrá todo bien. No sé cómo, pero el socorro llegará».
La crisis económica pasará. La pérdida será superada. El valle oscuro será vencido. Y, cuando todo esto termine, el que caminó con usted se acordará de su fuerza y de su fe. Dios está con usted. Usted vencerá.
Por lo tanto, declare ahora con fe: «¡Yo creo y yo venceré!».
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