ESTE «LADRÃO», USTED PUEDE HACER ALGO AL RESPECTO
Usted ya debe haber escuchado la expresión «saindo pelo ladrão». En Brasil, es una frase que las personas usan para referirse a algo que sucede en exceso.
Por ejemplo, «había tanta gente en la fiesta que las personas estaban “saindo pelo ladrão”». Es decir, esta expresión no tiene nada que ver con las personas que practican la delincuencia. Este «ladrón» tiene que ver con el mundo de la hidráulica. Es un agujero que está en la parte superior del lavamanos. Cuando el desagüe tiene problemas y comienza a llenarse mucho, por medida de seguridad, está el rebosadero que drena el agua, para que no se inunde. En otras palabras, cuando la situación se desborda, debe haber un mecanismo de escape.
Exactamente eso es lo que pasa cuando una persona drena por la boca lo que lo desborda en el corazón. Jesús dijo: «Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre. Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias», Mateo 15:18-19.
Analice este ejemplo, observe los comentarios en las redes sociales y vea que las personas drenan comentarios de odio, pensamientos que tal vez personalmente no los dirían. Pero la invisibilidad de las pantallas permite que las personas drenen aún más lo que está en su interior que si estuvieran en persona con alguien. Usted ya debe haber convivido con personas que son muy quejosas, dejan drenar por el rebosadero, porque el corazón está tan lleno de esos sentimientos que no logran no expresarlos; pelea, dice indirectas.
Piense en usted, en este momento. Si usted ahora se ve así (drenando palabras malas por el rebosadero), debe tener la conciencia de lo que hace. Si el plomero ve que el rebosadero funciona, sabrá que hay algo que necesita arreglar. Por lo tanto, no puede pensar que todo eso es normal. ¿Qué debe hacer? Una limpieza espiritual, perdonar al que lo lastimó, dejar de enfocarse en los defectos de los demás, por ejemplo. Así que, más que lavarnos las manos, debemos lavar nuestro corazón. Todos los días. ¿Qué le parece si cerramos ese rebosadero? Vea el video y reflexione sobre lo hablado.
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