ESPERANZA: EL ANTÍDOTO PARA LA ANSIEDAD
¿Te sientes ansioso o sin ánimo para continuar? Aquí está el antídoto que necesitas
Hoy quiero hablar contigo, que has estado viviendo descreído. Tal vez te sientas desanimado, ansioso, cambiando la esperanza por la prisa de ver que las cosas sucedan pronto. Y es importante entender esto: Lo opuesto de la esperanza es la ansiedad.
Mientras la esperanza te hace esperar con confianza, la ansiedad te hace perder el control. Empuja a la persona a actuar por impulso, a precipitarse, a intentar resolver todo a su manera. Y cuando eso sucede, el resultado siempre es dolor y frustración.
La falta de esperanza es peligrosa
Cuando alguien pierde la esperanza, también pierde el suelo bajo sus pies. La persona empieza a actuar de manera precipitada, sin dirección. Pocos lo perciben, pero la raíz de muchos sufrimientos emocionales está en un momento específico de la vida — Aquel en que algo fue arrancado: un amor, un sueño, un proyecto, una persona querida.
Y junto con lo que se perdió, también se fue la esperanza. Sin la esperanza, el ser humano se siente vacío, sin rumbo, sin propósito. Por eso la esperanza es el sustento del alma. Es el suelo bajo nuestros pies. Mientras haya esperanza, hay equilibrio, hay fuerza para continuar.
La verdadera esperanza viene de Dios
¿Pero de dónde viene esa esperanza que sostiene? La respuesta está en la Biblia: “Y el Dios de la esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer…” (Romanos 15:13)
Fíjate que Dios es llamado el Dios de la esperanza. Eso significa que la verdadera esperanza no viene de las circunstancias, ni de las personas, ni de las promesas humanas — sino de Dios. Cuando pongo mi esperanza en Él, recibo paz y alegría. Aunque todavía no vea lo que espero, puedo confiar.
Puedo esperar, porque sé en quién he creído. Mi esperanza no está en las cosas que quiero ver, sino en el carácter de Dios. Él es fiel, Él cumple lo que promete. Y por eso puedo descansar.
Cómo renovar la esperanza
Tal vez te preguntes: “¿Cómo puedo recuperar la esperanza que perdí?” La respuesta es simple: Fortalece tu fe. Lee la Palabra de Dios todos los días, medita en Sus promesas, asiste a la iglesia.
Además, busca al Espíritu Santo, porque es Él quien renueva dentro de nosotros esa esperanza viva. El Espíritu Santo quita la ansiedad, enseña a esperar y nos da paz en medio de las luchas.
Cuando el Espíritu Santo habita en ti, tu esperanza desborda. Y a una persona llena de esperanza — nadie, absolutamente nadie — logra quitarle la paz.
Descubre cómo renovar tus esperanzas y recuperar la paz interior que tanto buscas.
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